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Polirrubro Don Raúl: trabajo, constancia y progreso

Argentina es un país que tiene sus vaivenes económicos, con repuntes y caídas bruscas, una economía poco estable que desequilibra a muchos de los comercios y empresas, tanto las nuevas como las que ya tienen sus años de funcionamiento. Para que una empresa logre comenzar o mantenerse hay que estar atento a cada cambio que se produzca, y una de las recetas simples para lograr el éxito es el trabajo, la constancia y el progreso. Así lo entendió Néstor Tineo, quien fue docente en Dolores y golosinero aquí, y que desde Don Raúl lleva trece años, desde 1997, de constante crecimiento sosteniendo un lugar que poco a poco fue ganando la confianza de los clientes que aprovechan uno de los pocos lugares que en Villa Gesell mantiene abiertas sus puertas las 24 horas. Y él en cada oportunidad posible no se olvida de agradecer a la comunidad esa devolución de confianza, por elegirnos en su atención y servicio, un ida y vuelta que ganó con las responsabilidades en el trabajo diario. Para lograrlo tuvo que atravesar un proceso de cambios, que en esta nota con sectorinformativo.com él mismo comentó señalando a sus propios empleados como responsables del buen camino. Lea aquí la entrevista completa.

A sus 55 años, Néstor Tineo logró modificar muchos de sus esquemas de trabajo, siendo un obsesivo buscador de la perfección se permitió replantear el estilo laboral, entendió que la posibilidad de delegar era fundamental y a partir de allí Don Raúl se potenció. Pero para ello hubo un largo trayecto que recorrió tomando experiencias desde su Punta Alta natal hasta las ciudades que lo tuvieron como residente en La Plata, Chascomús y Dolores, donde ejerció como docente.

A mediados de los '80 Tineo se puso de novio en Dolores, y decidió quedarse ahí siendo profesor en un colegio del pueblo. Sin embargo su ímpetu por buscar una mejor calidad de vida lo fueron acercando a Villa Gesell, donde logró establecerse.

- ¿Por qué decidiste venir a Villa Gesell?
- En 1990 yo ya estaba radicado en Dolores y siendo docente tenía un cargo de asesor pedagógico en la Escuela Técnica Nacional de Dolores. Eran muchas horas de trabajo, pero el ingreso era insuficiente, estaba casado y todo costaba mucho. En verano trabajaba para una distribuidora vendiendo cigarrillos y golosinas en La Costa. Me daba cuenta que como docente no podía seguir actualizándome con capacitaciones, así que un verano no quise distribuir y me quedé estudiando, pero se enfermó un compañero y salí igual. Ese verano le propuse al dueño extendernos a Villa Gesell, como nos fue bien decidí tomar licencia en la escuela y vender todo el año, decidí ser un buen golosinero y no un maestro mediocre.

- ¿Cómo llegaste a tener Don Raúl?
- En 1997 le compré el fondo de comercio a la dueña original. Era un kiosco y juguetería muy caídos, la señora estaba complicada, era clienta mía y en un acto de confianza hicimos un acuerdo, yo no tenía plata pero me dio muchas facilidades, en dos años pude pagarlo y además conservé a su empleada, que actualmente es la encargada del negocio.

- ¿Tenías buenas expectativas?
- Sí, sabía que potencialmente el negocio podía explotar. Yo no tenía un peso, hacía poco había comprado una casa y la hipotequé, me jugué con mucha confianza porque siempre fui aplicado al trabajo y optimista, incluso en el reparto trataba de vender mucho y vi que había un techo, así que salí a buscar una calidad de vida mejor en un país en el cual es difícil progresar.

- ¿Esa dedicación qué te hizo perder?
- Muchas cosas. Llegué tarde al nacimiento de mi hijo, y no acompañé los procesos de embarazo. Es que arranqué la carrera laboral muy de atrás casi con 30 años, y ni vacaciones me tomaba para no postergar ingresos.

- ¿Qué te hizo cambiar en la actualidad para poder tomarte tu tiempo personal?
- Durante los primeros años del negocio seguí trabajando muchas horas, atendía al público, compraba desde las Barbies hasta los caramelos, a veces estaba en la caja, hasta que en el octavo año vi que si seguía así chocaba contra una pared. Tenía 20 kilos de más y fumaba tres o cuatro paquetes de cigarrillo por día.

- ¿Alguien te demostró cómo modificar o fue por necesidad?
- Un verano vino un compañero de la primaria que hacía 32 años no veía. Él es un empresario, y en verano me tomé varias mañanas para hablar con él, y me contaba cómo él sólo era el gerente de sus negocios, y esa era la única manera de supervisar. Igual no lo adopté de inmediato, recién cuando dejé de fumar y me puse a hacer deporte mi cabeza hizo un clic, vi que había chicos preparados para que yo delegue. Ahora el trabajo es por sectores, son independientes hasta para las compras y tienen más conocimiento que yo por el contacto con la gente. De lo que yo me encargo es que todo tenga el mismo criterio.

- ¿Qué buscás para tu negocio?
- La calidad. Hace dos años conocí a un ingeniero industrial que tiene conocimiento sobre las normas ISO 9001. Esto requiere de requisitos que aportan orden, funcionalidad y mejor servicio. Todos los sectores tienen un responsable, se evita que haya faltantes y hay una mejor llegada al cliente.

- ¿Cometiste errores en el camino?
- Si, acá el personal es estable, y muchos de los empleados se fueron haciendo conmigo, el negocio creció y necesitábamos adaptarnos, pero yo es como que los había hecho de una manera y costaba cambiarlos. En un momento se fueron 4 o 5 empleados y creí que se me venía el mundo abajo. Pero a la larga resultó positivo porque la gente que ingresó supo tomar sus responsabilidades. Los que se fueron eran excelentes empleados, pero yo no les había dado mayor participación.

- ¿Por qué está abierto las 24 horas?
- A menos de un año desde que empezamos a trabajar decidí que teníamos que estar siempre. Es la mejor publicidad que hay porque el cliente no tiene dudas que si tiene que venir vamos a estar. Otro punto importante es tener lo que el cliente pide, así sea un cigarrillo, una lapicera o un cuaderno, nada puede faltar. El ser confiables nos permite trabajar, además tomamos mucho trabajo de copiado, y como en el día las máquinas están ocupadas, eso lo hacemos de noche, así son horas en las que estamos activos.

- ¿El negocio fue cambiando de rumbo?
- No, desde el principio siempre fue para los geselinos, para poder tener trabajo todo el año. Claro que en verano todos los comerciantes nos vemos beneficiados porque viene mucha gente, pero lo principal es atender al geselino.

- ¿Fue beneficioso ampliar el local?
- Siempre lo dudé porque veía que a muchos les iba bien, pero cuando ampliaban se venían abajo. Tenía mis reparos, pero el negocio se potenció.

- ¿Cómo tomás cada decisión?
- Son análisis que puedo conversar ocasionalmente con algún colega, y trato de mirar a las empresas líderes, cómo hacen publicidad y cómo manejan el negocio sin estar. Una vez fui con mi familia a McDonald's, vi que todo estaba impecable, que te servían rápido y la cajera nos ofrecía más de lo que le pedíamos, el negocio estaba lleno pero las mesas estaban limpias. Lo mismo traté de implementar, porque antes venían a buscar un mapa de África y si no había no sabíamos dónde estuvo la distracción, hoy en día la distracción tiene nombre y apellido.

- ¿Cómo es la relación con el personal?
- Tengo buena relación y trato de pasar tiempo con ellos, creo que me toleran bien, hay armonía y son buenos compañeros. Trabajo mucho para ellos y es lo que me permite no estar en el mostrador, me gusta que su estadía acá sea la mejor, y si se van que sea para progresar, como hace poco pasó con uno que entró en el Banco Nación, perdí un empleado pero me puso feliz por él.

- ¿Cumplís un horario dentro del negocio?
- No, pero sí una rutina. No soy imprescindible en el negocio, y cuanto menos intervengo en lo cotidiano mejor porque no tengo tanta sensibilidad con el cliente, y además no podría ocuparme de las relaciones humanas y analizar cómo se encamina el negocio.

- ¿Está la intención de nuevos proyectos?
- Siempre los hay. Hace unos meses agregamos el Pago Fácil que no era necesario pero la gente lo pedía, y es una comodidad para ellos porque estamos las 24 horas para que puedan venir. Al negocio siempre hay que darle algo nuevo, como el centro de copiado que estamos preparando, es como en una pareja en la cual siempre hay que sorprender al otro, los proyectos hacen mantenerte vivo.

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