Hace cuatro años nacieron los alfajores y conitos “Carlitos el Rey”. En el tercer año de mercado se superaron las 70.000 unidades vendidas y este verano pretenden arrasar con la cifra. Y como si fuera poco, ahora también se abrió una heladería de la tradicional casa de panqueques. Lea la historia de una marca exitosa y clásica de la ciudad.
Sin embargo, como para los emprendedores por naturaleza nunca nada es suficiente, desde hace cuatro años comenzó una nueva batalla en el marco familiar y comercial: lograr imponer los alfajores de la casa, de producción artesanal, y que al momento va logrando excelentes resultados.
Así surgió la idea de comenzar a comercializar alfajores y conitos, un producto que acompaña la variedad que se encuentra en la casa de comidas, la cual cada vez crece más. Al punto que el verano pasado, el tercero de vida de lo alfajores y sin prácticamente publicidad, se vendieron más de 70.000 unidades, todo un éxito si se mide bajo la regla del marketing estricto.
"Comenzamos a vender los alfajores y conitos pensando en lo que se quiere llevar el turista. Ellos comen en el local y luego se llevan algo para disfrutar en casa, en el departamento, en el hotel, acompañando por un café, un mate o simplemente para llevarse y regalar", destacó Carolina Ciuffardi, una de las hijas del dueño de la casa, quien es la "ideóloga" del nuevo producto estrella.
"Vemos que la gente responde muy bien al nuevo producto y nos dicen que es excelente. Nosotros pensamos que tenemos que ofrecer lo mejor para que Villa Gesell, y nuestra marca también, queden bien representados ante el turista", destacó la joven emprendedora quien a la vez agregó "este año estamos encaminados en superar las 80.000 unidades vendidas. Fue un éxito de temporada".
Este verano, como si fuera poco, los panqueques, alfajores, conitos y otras delicias de la casa, estarán acompañadas por la flamante heladería que se ubica en la misma plaza, a metros de la avenida 2 y paseo 104, también con el nombre de helados "Carlitos el Rey". Un ejemplo de perseverancia, trabajo familiar, dedicación y buen gusto que hacen bien a la ciudad, el comercio, la gastronomía local y al turismo.
Entre las variantes, los turistas y vecinos encontrarán conos de dulce de leche y alfajares de chocolate, dulce de leche y maicena.