Jueves, 25 de Abril Villa Gesell

Literatura geselina

Domingo, 19 de Noviembre

El escritor geselino Ismael García presenta "El fan de Alfred Hitchcock"

El escritor local publica un nuevo cuento en SECTOR INFORMATIVO. El autor, que busca posicionarse en el rubro, ya publicó varios escritos.

El fan de Alfred Hitchcock

Stephen era un adolescente que se volvió fanático de Alfred Hitchcock en un nivel que causaba miedo. Todo empezó en la clásica salida de los sábados al autocine. Con Matt y Dylan vio Los Pájaros y, cuando terminó la película, salió del auto, miró el cielo y gritó:viva, viva Los Pájaros. En ese momento sintió una gran felicidad al saber que los pájaros podrían terminar con el mundo que, en ese momento para él, era una porquería.

En poco tiempo se separó de su novia, se anotó  en la lista de solteros no deseables del pueblo y empeoró la ya muy mala relación con su padre. Es que todo lo que decía o hacía era sobre Alfred Hitchcock. No perdió a sus amigos (Matt y Dylan) porque ellos eran dos bohemios (el primero poeta, el segundo guitarrista) y no les molestaba su actitud.

Días después, Stephen fue a Best Movies, el único video club de Derry,  y se compró las doce películas que tenían de Hitchcock y las vio en un fin de semana.  Al otro día, volvió y le encargó al dueño de Best Movies más películas de Hitchcock. En el transcurso de dos meses le consiguieron más de veinte.

Al poco tiempo leyó el libro El Cine según Alfred Hitchcock de François Truffaut  y, poco tiempo después, empezó a pensar en un homenaje a su cineasta. Llegó a la conclusión que lo mejor era una casa que representase cada una de sus películas.
 
Le contó la idea a Matt y Dylan y estos, por primera vez al unísono, le dijeron: «estás loco». Se miraron con preocupación después de escuchar: «no exageren, no me digan que estoy loco para sentirse menos locos» A Matt no le gustó nada la respuesta. La tragó, pero escupió otra más soez: «estas enloqueciendo, te apoyo en todo amigo, no en esta. Yo soy fanático de The Beach Boys, como bien sabes, y mi novia a veces me dice que estoy más con la música que con ella, que sé más de ellos, que de ella, y, la verdad, puede que sea así. Ya no somos adolescentes para tener ese nivel de fanatismo».
 
En Derry, poco a poco, se empezó a decir que Stephen había enloquecido. Al padre -un hotelero millonario- le importaba mucho lo que decían de su hijo. Para él, los rumores, los dichos, los motes, eran la verdadera biografía de todo hombre. Y la de su hijo no era buena. Por eso, charlaron al respecto y llegaron a un acuerdo. El padre le daría un adelanto jugoso de la herencia, y Stephen dejaría el pueblo para ir a estudiar a la universidad.
A Stephen le pareció perfecto, pues, en su nueva ciudad, iba a llevar a cabo el proyecto de su vida. La casa Alfred Hitchcock.

Contrató un arquitecto. En menos dos semanas, el arquitecto hizo el plano y luego se encargó de la construcción de la casa, que tomó tres meses. Stephen quedó más que contento. La casa tenía una escalera de 39 escalones, una  ventana indiscreta que mostraba la casa del vecino, todas las cortinas rasgadas, una buhardilla que tenía una salida que causase vértigo y un arcón con una soga. Al  resto de las películas, simplemente, les dedicó una habitación que ofició de museo: afiches de las películas, fotos de actores, actrices, biografías del cineasta, etc. También contrato una mucama que llamó Rebecca.

Matt y Dylan ayudaron a Stephen en la mudanza. El primero se quedó una semana, el segundo tres días por cuestiones laborales. Ambos notaron a un Stephen calmo, sosegado, y eso, en vez de tranquilizarlos, los preocupó. Es que no era Stephen. El chistoso, el sagaz, el loco. Stephen se vistió con toda la cordura posible: los trató muy bien, les preparó la comida, les ofreció ayuda económica, no gritó en ninguna ocasión. Ni siquiera cuando Matt, sin querer, dijo, «ah, bueno, sigues con estas películas antiguas».

«Soy Norman, Norman Bates » escuchaba quien llamase a la casa. Ese mensaje del contestador fue lo que le confirmó a Matt y Dylan que su amigo había enloquecido tanto que necesitaba internación.

Pero Stephen enloqueció una semana después, cuando llegó a la conclusión que, a la casa, para ser verdaderamente hitchcockiana le faltaba un asesino.

-Sos un asesino, Matt, no puedo creerlo, que hayas hecho algo así, no lo esperaba de vos, pero, bueno, no dejaré de ser tu amigo, no, para nada, pero, sin duda, necesitas ayuda -Matt no podía contestar, no solo porque Stephen no dejaba de interrumpirse, sino porque hablaba rápido- solo colgó con bronca y, al instante, llamó a Dylan.

A Dylan le dijo lo mismo, pero esté, le contestó:
-Sabía que ibas a enloquecer, tendrás mi apoyo, pero sí o sí, tendrás que hacer terapia o terminarás en un manicomio.

Al otro día Matt y Dylan se reunieron para tomar un café y decidieron visitar a Stephen para, como fuese, llevarlo a un psiquiátrico.

El encargado de la casa, un hombre que se presentaba como"el hombre que sabe demasiado"entró corriendo a la casa cuando vio que se acercaba el auto de Matt. Stephen, en cuestión de minutos, organizó todo.

Rebecca les abrió la puerta y les dijo que Stephen, una noche anterior,  se había metido en el arcón y que, según ella, había olor a podrido. Matt y Dylan confirmaron el olor. Los dos pensaron que Stephen se había suicidado. La mucama les dijo que, para abrir el arcón, había que tirar de la soga. Matt y Dylan

Miraron el arcón: la cerradura estaba atada con una soga y esta entraba en el cajón, por lo que, para abrirla, había que sacar la soga. Matt y Dylan tiraron con fuerza. «Oh, mierda» dijo Matt al escuchar el ruido agonizante de alguien. Dylan se atragantó con un miedo que empezó en la mente y recorrió todo el cuerpo. Después de un momento que se llenó de angustia, miedo y bronca, lograron abrir el arcón y se encontraron con una mujer muerta que tenía la soga al cuello. «Oh, no» gritó «Mierda, ¿qué hicimos?» dijo, y Dylan le puso la mano en el hombro y empezó a decir: « hemos matado a esta mujer.»Stephen salió de detrás de la cortina rasgada y, con una sonrisa, les dijo: «bien, bien, amigos, ustedes sí que están locos, ustedes son Brandon y Philip*, son unos Psychos»

*Dos personajes de la película La Soga que asesinan a su amigo David.

Dejá tu comentario