Viernes, 26 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador local

Bicentenario

Sin lugar a dudas que a la hora de analizar la producción artística y literaria de una región, se apliquen ciertos protocolos que legitiman o no a la pretendida producción cultural, nuestro planteo es que tales protocolos implican una intelectualidad nacida en la Universidad y fundada en un tipo de episteme posicionada por lo ideológico.

Nuestro enfoque teórico abreva en el enfoque crítico junto al Programa de investigación de modernidad/colonialidad (M/C), por el cual habremos de trabajar ideas claves como ideología, eurocentrismo, colonialidad, conceptos presentes y por ende ejercidos en la práctica literaria nacional y por supuesto, a lo largo de los balnearios costeros de la provincia de Buenos Aires, donde reproducen en su generalidad la concepción del modelo de la modernidad eurocentrada
Recordemos que fue Althusser el que expuso claramente en su obra Aparatos ideológicos del Estado, la expresión de una superestructura operando afín a los Aparatos represivos del Estado, con instituciones esenciales a la sociedad y de supuesta neutralidad ideológica como lo son la familia, escuelas, iglesias, sindicatos etc., pero en realidad, desde ellas se apliquen y despliegan tipos de pensamiento que naturalizan relaciones de dominación y de desigualdad a favor de una clase: la burguesa, en detrimento de la otra, la proletaria. En palabras del autor "....concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones capitalistas de explotación".

Pero no sólo la vertiente marxista nos señala acerca de un pensar ideológico y perpetuador de toda forma de dominación, sino que el citado programa de investigación modernidad/colonialidad, sostiene que a la vigencia de la colonialidad del saber (patrones burgueses y eurocéntrismo) se oponga el "giro decolonial o descolonial" a la prácticas colonialistas en sus tres dimensiones, la del ser, del saber y del poder, elementos constitutivos de la modernidad y constitutivas del sentido común que tenemos los seres llamados "modernos", viviendo en un estado moderno y en culturas modernas.

Por el cual "El mundo en donde vivimos está impregnado por una lógica y un sentido de carácter colonial y de estructuras de dominación que se han enraizado en la gesta colonial".
Así, de aquel pasado colonialista entendido como ocupación militar y anexión jurídica de un territorio y sus habitantes por una fuerza imperial extranjera, sin embargo, se mantenga la colonialidad como una "...."lógica cultural" del colonialismo, es decir al tipo de herencias coloniales que persisten y se multiplican incluso una vez que el colonialismo ha finalizado".
La denuncia que implica ese colonialismo es la relación modernidad y eurocentrismo y toda la calamidad que implicó para el mundo Latinoamericano.

Sin lugar a dudas que esa lógica de la colonialidad siempre estuvo presente en los contenidos de un saber eurocéntrico y vehiculizante de valores civilizatorios, formando parte de los saberes educativos y consumido culturalmente por las elites de toda Latinoamérica.

Sustancialmente "La colonialidad del saber refiere al modo en que la racionalidad tecno-científica es un factor determinante en la generación y expansión del colonialismo europeo y se convierte desde el siglo XVIII en el único modelo válido de producción de conocimientos, dejando por fuera cualquier otro tipo de "epistemes" (tradicionales o ancestrales) generadas en las colonias".
Ahora, qué duda puede caber que la episteme ejercida es una forma clasista al servicio de intereses de clase y el contra de otras cuando en el origen mismo de su condición, tal episteme tenía como eje a lo individual en detrimento de lo social, al respecto "....subyace una tradición epistemológica clásica que hunde sus huellas en Platón y que extiende su influencia hasta nuestros días. Se trata de una tradición que debido a su estructura de reflexión, centrada en el individuo, el que es imaginado aislado de los avatares de la sociedad....", la episteme se yergue en sus inicios en la antigua Grecia como una forma de legitimar el pensar, desde lo individual y representante de una determinada posición social y espacio para poder pensar la sociedad de su tiempo, con individuos alejados de deberes y presiones económicas, por el cual tal episteme será parte de una expresión clasista.

Con lo expresado un hilo conductor se hace presente y al que hace evidente Dussel al definirlo como mito eurocéntrico, puesto que "....todo conocimiento tenido por "válido" es generado primero en los centros de poder del sistema-mundo para luego, desde allí, ser distribuido desigualmente hacia las periferias, que se limitan a ser receptoras pero nunca productoras de ese conocimiento. Se trata de una estructura de pensamiento muy ligada a la academia latinoamericana y a las instituciones en las que se producen conocimientos, incluyendo también al Estado".

El conocimiento legitimado es el eurocéntrico con prácticas epistémicas que has sido legadas en todos los sistemas educativos Latinoamericanos y cuyos contenidos los estados nacionales adoptaron y reprodujeron desde una educación pública, sin embargo, en ese punto del "saber público" queden de lado formas de saber no legitimados, algo que María del Carmen Cosentino habrá de señalar puesto que "Lo público hace referencia a lo que es de todos, un bien común; y desde un punto de vista político, lo popular es aquello que tiene que ver con el pueblo. Ahora cuando uno lo toma desde una perspectiva cultural, lo público aparece ligado a lo oficial, al Estado, a lo que está legitimado, y lo popular hace referencia a un tipo de pensamiento, de conocimiento precientífico, atravesado por supersticiones, mitos, creencias, lo que se llama "saberes populares" todo entre comillas, como una masa totalmente uniforme pero que queda deslegitimado", una vez más el marco ideológico se encuentra presente en la base epistémica del saber objetivo según la óptica imperante del positivismo decimonónico.

Por lo tanto, no hay ni existe gratuidad a la hora de los marcos o los referentes de nuestro pensar, ellos son siempre situados desde una cultura de sesgo eurocéntrica e inculcada en nuestros primeros años de vida desde el orden familiar, escolar, o en otras palabras, las fuentes que constituyen el preceder de nuestra riqueza simbólica personal basadas en los ámbitos educativos y culturales.

Una directriz simbólica quede situada y posicionada por un marco ideológico presente en un abanico de conceptos, signos, sentidos y significados, determinantes acerca de lo que es verdadero, legítimo, racional, normal y aceptado.

Y con tal marco de fondo nos acercamos al eje de nuestro trabajo respecto al ejercer literario en los pueblos de la costa bonaerense y su hipótesis de fondo: todos los eventos literarios a lo largo de la costa bonaerense, posicionan contenidos más foráneos que contenidos locales y las bases donde se fundamenta el análisis y el legitimar literario, son ideologías vehiculizadas epistémicamente.

Tal relación entre ideología y literatura bonaerense se hace evidente cuando se posiciona en lo local o espacios donde está todo por escribirse, pensarse, narrarse y mostrarse, a autores consagrados de la literatura nacional e internacional y dejan de lado a los autores locales, así, lo real literario si o si implica conocer, saber, leer las obras de escritores de la talla de Borges, Cortázar, Arlt, Walsh etc., y extranjeros como Wilde, Fafka, Cervantes, Shakespeare, Allan Poe etc. donde lo verdaderamente substancial del hacer literario es el señalado y al cual será preciso mostrar, pero tales acciones no hacen más que recordarnos la actitud decimonónica criolla por mirar hacia otros centros aspirando por esa cultura elitista y universal europea, y que en nuestro hoy implican contextos más que ajenos al entramado local y regional, reproductor de la oposición "centro-periferia".

Sin embargo, también percibimos la ideología en lo literario cuando investigamos los contenidos centrados en lo local, pues cuando desde ahí se escribe, se narra y se dice, se caiga en un eje en común, el referirse a fundadores y pioneros como las grandes figuras paradigmáticas en la configuración del espacio costero.

El eje de esta literatura localista pivote alrededor de representaciones de neto corte apologista, donde ensalza sin crítica lo que hicieron, dijeron y pensaron tales fundadores, presentados como grandes héroes o civilizadores quedan así registrados en la historia oficial de cada pueblo, grandes próceres locales etc. algo que nos recuerda a los grandes metarrelatos de la modernidad del tipo "orden, civilización y progreso".

Pero como sucede con la oposición "centro-periferia" donde la periferia es lo local, estos relatos ocultan el entramado por el cual estos lugares llegaron a ser lo que son, creaciones al servicio de un modelo económico en crisis (agro) y tierras improductivas que se debían valorar, estas tierras costeras o el fondo de las estancias, generando un proceso en términos de loteo, forestaciones, creación de recursos madereros más su devenida urbanización, fueron las bases materiales de la emergencia del balneario y nuevo modelo económico al posicionar el turismo en la costa Atlántica Argentina.

Pero no solo es la ocultación del proceso (que nada de heroico, desinteresado o civilizatorio tenia) sino que también debemos señalar otra cuestión muy presente y es el ejercer literario del género poético, cuando se tematiza el contexto y la naturaleza marina es puesta en letras, entonces, el mar, las gaviotas, playas, acacias y dunas, se tornen eje del paisaje poetizado, pero interpretar esto un rompimiento con lo ideológico "centro-periferia", es no tener en cuenta el trasfondo que tal poesía implica, la de desviar la mirada, que oculta e invisibiliza problemáticas sociales existentes en las sociedades de residencia de tales escritores, y con ese narrar supuestamente apolítico (pero nada más político que eso) no se denuncie a las miserias y las desigualdades que imperan en estos espacios condenados a la recesión.

Señalamos el importante instrumento de denuncia y sensibilidad social que implica todo decir poético y una poesía al servicio del visibilizar, mostrar, lo que sucede en los contextos costeros y detone en consecuencia la reflexión, la crítica y la deconstrucción.

Hablamos de una poesía al servicio del pensar y una conciencia política propia, sin que intervenga esa política de lo apolítico, que enturbia y genera indiferencia hacia el vecino, el habitante y hacia el hijo de la costa.

Es por esto que decimos que esta literatura costera es hecha bajo el paradigma colonialista y practicado por una clase burguesa, colonialismo porque ejerce una literatura desde la primacía de lo nacional y al ejercerse localmente (centro-periferia), poetice el paisaje con escritores desligado de las problemáticas sociales (invisibiliza), y burguesa porque no se plantean las deficientes condiciones del hacer económico para todo el año (beneficio de pocos), entendiendo el hacer literario mera expresión personal de una conciencia particularizada y sujeto abstraído de las condiciones sociales de la marginalidad y coaptado por la sensibilidad lo fuerce al imperativo de crear.

El canon burgués ha aceptando sin crítica alguna esa preeminencia de la conciencia respecto a lo real, una ingenuidad que postula al individuo por sobre lo social, lo bucólico por sobre lo real, el figurar por sobre el militar, lo partidario por sobre lo social.

Así, a la hora de preguntarnos por aquellos que piensan y escriben con esa pretendida inquietud literaria, lo hagan desde las fauces de lo ideológico que nos obliga a preguntarnos por ese ser costero, por aquel que posee esa identidad un tanto oscura y opaca por hallarse entre los trazos del campo y la ciudad, pero se mueve según pautas eurocéntricas, en la imitación de un modelo que pertenece al "centro" cuando habita en medio de una "periferia".

La otra cara del proceso moderno que es lo colonial o su cara oscura, se afianza con mayor claridad en la dualidad que impera en estos contextos y sujeta a un mudar esencial: paraíso en temporada y escasa actividad fuera de ella, donde verano e invierno no sólo son estaciones sino que representan dos mundos bien distintos, un ser costero nacido o que reside en un producto llamado balneario y que ha posicionado la impronta del negocio, la renta, el valor de la ganancia, el dinero, sin valores sociales concretos porque siempre actuó con intenciones utilitarias, participe como tal en sociedades condenadas a no lograr un desarrollo propio por encontrarse atrapadas en la cosificación exitosa de sus balnearios.

La pregunta por la condición ontológica de los escritores locales hace pertinente la pregunta por la identidad y referente del ser costero y su ejercicio con la palabra, una palabra a la que debe apropiarse reproduciendo un modelo epistémico vigente, donde unos adoptan autores ajenos, otros enfatizan miradas que ensalzan y terceras oculten la calamidad de lo local, se trata en su conjunto de miradas de un ser devaluado tal como lo era aquel ser de la época colonial o la de un ser subalterno, pues "Si la colonialidad del poder es el dispositivo que permite reproducir la diferencia colonial, en tanto mecanismo clasificatorio de las poblaciones con fines de dominación/explotación, y la colonialidad del saber refiere a la dimensión epistémica de esa colonialidad del poder, esto es, al silenciamiento y a la oclusión de toda forma de conocimiento que no se condice con la occidental, la "colonialidad del ser" remite a la experiencia de los sujetos subalternizados", entonces, el ser costero se encuentra con un ser que el turista con su presencia, le hubo delegado, el turista con su mera presencia hubo de otorgar entidad a los balnearios como espacios o reductos creados para ellos, los turistas dan el ser al residente porque les generan la posibilidad a ser mano de obra a través de los servicios, construir sus casas, embellecer el balneario para ellos etc.

Y algo a destacar, por lo general aquellos que escriben, muy pocos son hijos directos de la costa, hablamos de personas que hubieron de pertenecer al "centro" y no a la "periferia", pero más allá de lo señalado, lo local y el contexto que impera en los balnearios bonaerenses, impliquen realidades muy distintas a otras zonas o territorios de la provincia, y cuando se reiteran o se repiten acciones y aptitudes literarias que hemos señalado, sin lugar a dudas que la impronta de la colonialidad se halla presente, deudores de la modernidad, la presente literatura costera pivote en el centro de poder que los colonizadores modernos (fundadores y pioneros) representan en la costa, y poetice paisajes marinos, miradas eurocéntricas internalizadas según la herencia escolar recibida de una educación pública y privada, ligada a una superestructura en defensa de una condición de clase.

Por ello la extensa siguiente cita "Y a la hora del escribir, debemos preguntarnos por aquellos que escriben, por los autores de los textos, pues ¿quiénes son?, por lo general se trata de viejos residentes o hijos de esos viejos residentes, la mirada que pregonan en el texto escrito queda subordinado a la mirada de este tipo de autor, la óptica de una señora que quiera dar a conocer sus experiencias en formato de libro, cualquier señor o señorita envalentonado por su buen ánimo que le escribe al mar e inmediatamente por ello pasen a la categoría de escritor.
Se trata de aquellas fulanas, los menganos o las zutanitas, que existen por cantidades en cada pueblo y autotitulados escritores, por el hecho de escribir y representantes del fetiche cultural por el ejercicio de su grafía.

Pero debemos aclarar algo, todo escritor no es tal porque escribe, sino porque es alguien que piensa y las letras, son apenas un medio, una herramienta a su verdadera función, comunicar sentidos y si todo escritor es alguien que piensa a su contexto, representará al lugar y refiera al mismo como un colectivo inmerso en un conflicto de opresores y oprimidos, base constitutiva de las sociedades costeras, nacidas de la artificialidad epopéyica cuyo mayor negocio fue y es el balneario, hoy debe ser denunciarlo como espacio donde se explota a la mano de obra barata que es el propio vecino, en general en negro, y que al crecimiento edilicio del lugar, agregárseles asentamientos de tinte político, donde el negocio de la renta seguir enquistado como sociedad".

Juan Oviedo
Bibliografía

1- Althusser Louis, Ideología y aparatos ideológicos del estado.

2- Entrevista a Nelson Maldonado-Torres, El giro decolonial, en pág. Web: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=187605 (en línea)

3-Pág. Web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_modernidad/colonialidad, (en línea).

4- Camargo-Brito, Ricardo, Lo Social desde el Concepto de Ilusión en Platón, Aristóteles, Machiavelo y Bacon, 2007, en pág. Web: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/moebio/28/camargo.html (en línea)

5- elmachete-fpds.blogspot.com/2008_11_01_archive.html, pág. Web http://elmachete-fpds.blogspot.com.ar/2008_11_01_archive.html, (en línea)

6- María Marta Quintana, Universidad Nacional de Río Negro, Colonialidad del saber, delimitaciones conceptuales, en pág. Web: http://www.cecies.org/articulo.asp?id=226 (en línea)

7- Oviedo Juan Jesús, Las nuevas conquistas en América, artículos publicado en Si Gesell, pág. Web: . www.sigesell.com.ar/ (en línea)

Juan Oviedo, pensador local

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