Miércoles, 24 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador local

3. La chusma

Se habla por muchas cosas, un ejemplo es el hablar de aquello que no se tiene y a través de la palabra se lo posea, querer comunicar algo o compartir opiniones con terceros impliquen otros de los motivos del hablar, se habla sin cesar, la palabra por su capacidad creadora actualiza y hace presente a lo ausente, eje por el cual en la mayoría de los casos se hable.

Pero también la palabra sea utilizada para un decir curioso, iniciada desde una intencionalidad un tanto aviesa culmine en un decir que tergiversa, calumnia y falsee, nos referimos a la palabra de la chusma o el hablar acerca de terceros, de lo que esos otros hacen, piensan y viven.
Llevados por la pasividad inercial de su realidad personal, el chusma, se ocupe por enterarse del vivir ajeno y hablar acerca de ello.

En esta afirmación hay que aclarar algo, la chusma no versa acerca de hechos que dan información ni tampoco acerca de lo que ocurre o sucede fielmente, de ser así cualquier comentario participaría de la condición de chusma, sino que el sentido que busca provocar con ese decir implica transformar la información en un decir capcioso, así, la actitud que subyace en toda chusma nos alerta de una condición artera y algo que termina por alcanzar al propio chusma, porque serán evitados por aquellos que no son sus iguales.

Así, su hablar banalizado adultere a todo tercero desde la estafa de un decir que difama ejerciendo una corrupción lingüística por la ausencia de veracidad en su continuo corromper.
Si bien no podemos decir que la propia palabra sufra por tal uso no suceda lo mismo cuando una sociedad, localidad, barrio o familia ha sido atrapada por el ejercicio del chismerío, con una actitud más propia de medios amarillistas, tal modelo de hablar, decir, señalar a los otros, nos muestre y marque que "la chusma" no es un hecho aislado ni participe según un perfil personal sino que hubo adquirido un perfil colectivo donde hablar de terceros sea la práctica preferida bajo el comentario soez y hecho instalado como práctica socializada.

¿Lo viste a fulano, lo que hizo zutano o lo que dijo merengado?, son expresiones que permiten al chusma construir su pseudo realidad satelizada en la realidad de los otros.

Una inquietud devela a todo chusma y sea fundamental enterarse, norte y sur de su actividad mundana como su principal y nuclear hacer, el saber lo que sucede, ¡enterarse primero y poder contarlo primero!, por ello el acontecer de los otros es un seguir furtivo y sigiloso parapetado desde el anhelo que escucha, buscando captar el diario acontecer del barrio o del pueblo que colabora en su infierno grande por tal hacer chismoso.

Un interesante perfil existe en el chismerío, que el hablar de terceros vaya en la misma proporción de no hablar acerca de uno, de cada sí mismo y no se trata porque no tenga nada que decir de sí, sino que se ha acostumbrado a posicionar una caricatura de la realidad de los terceros por el cual no puede permitirse caricaturarse a sí mismo.

Esa avidez de ser el primero por enterarse y saber todo lo que sucede con el correlato del "primero decir", acomode los hechos según las necesidades del momento, en la cual se proyecta una realidad personal o local, diario escenario impuesto por el chusma y su invención generada en su afán de hablar acerca de los terceros conocidos o no, porque los chusmas comparten los mismos referentes con los otros chusma, algo que hace significativo ese saber y decir acerca de los otros.

Se cree que la actividad del chismerío es una ocupación que sólo le compete a los ancianos o se trata de una costumbre arraigada en personas mayores y a las que no les queda otra cosa que hablar de los otros, pero estemos ante algo mucho más sustancial que rompe específicamente con lo etario, pues se trata de una actitud a la vera de la parálisis del existir que va cosificando a su propia realidad, así, anclarse en la realidad ajena, supla esa falta de vivencia propia, hablamos de una frustración existencial y fuente de malicia devenida en la condición capciosa del decir de la chusma,

Entonces, el desvirtuar de los hechos y hablar mal de los vecinos sea aquello que más los identifique y por ello, perfilar una condición que los caracterice como tal, su tergiversar no sea más que la expresión de una ociosa malicia como forma de existir, y si el verborrágico satura y el elocuente estiliza, la chusma, utilice a las palabras como un arma asesinando a los otros en sus diarios comentarios malignos, falsos y falaces.

Y momento de la pregunta, ¿se nace chusma?, no, la conducta y la actitud no son innatas sino que se aprende, el chusma se hace y comience cuando al escuchar comentarios, se disponga a creer en ellos, en ese decir, he ahí el inicio de tal aprender, el germen de ser ¡chusma!, está ahí, en otras palabras, el modelo de la chusma implique el mismo pueblo, barrio, medio o sociedad donde viven, nacen y aprenden a ser chusmas.

¡La parálisis del colectivo sea el germen de la chusma como tal!

Juan Oviedo, pensador local

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