Viernes, 26 de Abril Villa Gesell

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Juan Oviedo, pensador local

Virtualidad

Hay un trasfondo que no es común a todos, se llama realidad, vertiente a la sed subjetiva de cada individuo posicionando también a lo virtual, o mediación presente en todos nuestros días, porque no se trata de un contacto directo sino de una distancia y zanjada por la intervención tecnológica del llamado ciberespacio posibilitado por Internet. He aquí el nuevo mundo por el terciar tecnológico, y que nos comunica con otros por el chat, la Cam Web y el celular, acciones diarias por el ejercicio de la tecnología binaria.

Donde lo real sea zanjado por tal virtualidad, nueva codificación y decodificación aprendidas entre la escritura de mensajes, emoticones y el WhatsApp a cualquier momento del día, mañana, tarde o noche, vincularnos a todos los lugares del mundo que dispone el ciberespacio pues de la vivencia azarosa del navegar y el encuentro con cosas, símbolos, personas etc., que hace de lo virtual, el espacio que invada a lo real constiyéndose en otro tipo de realidad.

Llegados a este punto, el otrora sentido primario de la comunicación mude en otra forma distinta cuando tenemos una experiencia, una vivencia en eso virtual, por el cual una forma de ser devenga en la presencia del internauta, por la característica fundamental del ciberespacio, hablamos de la simultaneidad entre ser, estar y hacer.

La autonomía de lo virtual respecto a las leyes que rigen a lo real como es el hecho de estar frente a frente, nos permita manejar nuestra propia representación y a tal fin fotos, frases, videos, comentarios en las redes sociales, fomente un vínculo con aquello distante, lejano y ausente, se permita ingresar al mundo privado de uno "a un ser extraño", pues la paradoja de lo distante como presencia y lo desconocido que familiarizo, sea lo que prive en la red mediando en referentes no concretos.

Los referentes que yacen en la red son diferente a los del mundo de las cosas, ríos o árboles, una construcción privada inicie su curso según deseos, fantasías, ilusiones, anhelos y pretensiones de cada usuario, flujo de información a través de imágenes, sensaciones, estimulando conductas, ya que el ciberespacio en comparación con lo real, sea infinitamente superior, no solo por representar el querer de cada internauta en la red, sino poder ejercer en esa virtualidad, la medida y de lo que se desea.

Por ejemplo, la Web como lugar de citas no fue inicialmente pensado para tales experiencias pero lo amoroso en la red es una realidad más que contrastable, así, un salto tácito se halla para tales relaciones, del inicial paso comunicativo mudar al existencial por provocarse una vivencia entre esos internautas, que posiciona a la Web espacio emergente a vínculos, encuentros, charlas y reuniones sociales etc. Así, los usuarios se objetivan en el signo del propio relato y la estética apelada en pos de una identificación sin referencia, son acciones cotidianas en el "lugar sin lugar" y que lo virtual representa, donde toda forma de ser presentada simplemente lo sea.

Y en los casos de zanjar la brecha y pretender pasar de lo virtual a lo real, el camaleón virtualizado tiemble ante la interrogación que inquiere por el verdadero es, virtual y real adquieran distintos significados, por ser otros los significantes en juego, pues la voz, los gestos, los ademanes, los movimientos, el mirar, el decir y lo que se dice, no tendrán correspondencia alguna con aquellas otras manifestaciones que desde la mediación del ciberespacio se utilizaba como el chateo, los variados emoticones, la imagen de las fotos favorecedoras etc., pues tales significantes pierdan vigencia con sus pertinentes significaciones.

En tal momento, no se trata de una mera confusión entre mensaje y mensajero sino lisa y llana pregunta por la forma de ser y que no corresponde con el ser virtual, entonces, ausencia y presencia una vez más reafirman su juego dialéctico interviniendo en ese frente a frente que acontece en lo real.

Pero antes de todo ello, lo virtual incite a la más maravillosa metamorfosis, pues provoque intensidad en las personas y les exija más actividad de lo común ante la ausencia de lo real, que hace que toda información que se trasmita y se reciba sea limitada, por ello se deba ser más creativos y llenar desde ahí, lo que los ojos no pueden ver y los oídos tampoco escuchar, un curioso, nuevo y extraño mundo fruto de lo distante y lo extraño se hace oportunidad abierta a cada uno, a hacerse como se quiere, a mostrarse distinto, a "no ser lo que se es" y "ser otro", tomar "una licencia al ser" en otro espacio para poder "ser con otra forma de ser".

Entonces:

Te extraño -dijo ella-

¡Pero si estoy aquí! -respondió él-

Sí, pero no como distancia, ni como ausencia, ni como deseo a realizar -concluyo-

Juan Oviedo, pensador local

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