Martes, 23 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador geselino

Oh pensar

Para aquellos que puedan pensar la lógica señalada, de una sociedad al servicio del balneario y por ello, que esa sociedad sufra la recesión y sus consecuencias para la gente que vive en el pueblo, la pregunta que se impone sería, ¿entonces qué?, ¡cerramos al balneario! ¿y la gente en qué va a trabajar esos dos meses?, pero ¿acaso se justifican por dos meses de verano sufrir una recesión de diez meses?

La fuerzas municipales al servicio del balneario insisten con cursos, términos de sustentabilidad, anfitrionidad etc., que no hacen más que estar al servicio de los intereses del balneario e indirectamente a los dueños de los servicios, los apellidos posicionados como fuertes por las condiciones materiales que dominan y en ese punto, usted deba realizar la siguiente lectura, ¿turismo?, entonces se trata de ellos, de esa presencia tácita en términos de paradores, hoteles, restaurantes, bares, cabañas etc., bueno, a ellos se refiere el destino elegido llamado Villa Gesell y con ahínco sus fuerzas buscan posicionar.

Considere que alguno de ellos piense y diga ," bueno, nosotros generamos en la sociedad del pueblo trabajo, somos los proveedores de las condiciones laborales en el lugar, nosotros por nuestras fortunas podemos reconvertirnos, ahora, ustedes no, por ser solo mano de obra, reconvertirse, les será más que difícil", por el cual difícilmente podamos llegar a otra condición de lo que somos: un balneario.

Máxime si el modelo del cual se dispone en la costa y que es Mar del Plata con una serie de recursos notablemente superiores a los pueblos costeros, tales como tener un puerto pesquero e industria textil, radicación de importantes empresas vinculadas a la alimentación, insumos médicos, metalurgia, plásticos, construcción y otros rubros de la industria y por supuesto el turismo, también poseedora de un cordón frutihortícola, bueno, así y todo, "....hay casi 130 mil pobres y se duplicó la indigencia, según surge de la última medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), correspondientes al primer semestre del año", y con una población cercana en 2018 de  623 923, habitantes.

Entonces, si o si no haya alternativa al modelo del balneario y se clausure toda posibilidad de pensar otra opción que se integre a la del balneario.

Pero, ¿cómo será pensar que el balneario se integrase a la sociedad como un fin a ella, y no solo que sus dueños vivan la lógica del mercado y a generar recursos destinado a combatir el malestar de lo recesivo, y a proveer condiciones laborales sujeta a otras formas de explotación a las presentes e invertir, en estudios para entender la idiosincrasia del pueblo alejada de la mirada unidimensional que es la de estar al servicio del balneario?

Tal pensar debe convocar a todos, esto significa posicionar al pensamiento como algo convocante, ahora, si lo que prima es el hacer harto señalado del medioevo existencial en la que se sumerge el pueblo, aun con sus fiestas e intentos de siempre pivotando alrededor de lo de siempre, el turismo, todo pensar será una actividad de gente de otros espacios y de otros lugares, de extranjeros en el pueblo.

El pensamiento del pueblo se va reiterando en cada pueblo costero, hay una uniformidad que abarca porque las condiciones materiales se reiteran y sus consecuencias también, pues hace años que la panacea del verano comienza a ser cada vez menos, el gran abanico costero se va reduciendo cada vez más a lugares selectos que son ciertas localidades en sus respectivos partidos donde se muestra un mutar, un devenir doloroso y apocalíptico a sus habitantes, por ello más que nunca la máxima romana se torne vigente, "vive como piensas o terminarás pensando como vives", donde a pensar, estas obligado.

 

Juan Oviedo, pensador geselino

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