Jueves, 09 de Mayo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador local

El canto de las sirenas

¿Recuerdan ustedes en la Odisea el hermoso momento de el canto de las sirenas?, se trataba de un canto que poseía un efecto hipnótico que ejercía sobre la tripulación marinera por la inmensa dulzura y musicalidad que poseían las sirenas, por el cual nadie podía resistirse a tales encantos y quedar embelesados por tan bella música y así, los tripulantes saltaban de las naves para poder escuchar mejor y perecer ahogados en las aguas.
Algo que nos alerta acerca a tener cuidado de lo "queremos escuchar", por dos razones, la primera es que lo que deseamos escuchar como tal, sea falso y mera enunciación sin correspondencia empírica y segundo, quedar bajo aquel que tuvo la habilidad de captar lo que se desea escuchar y quedar presos de él, creer en él, lanzarnos a las aguas de lo no crítico y ahogarnos en la dogmática de quien lo dice.
Vamos a ser tajantes, la estacionalidad nos dice algo que no queremos escuchar, la razón de la pobreza en la costa de la provincia de Buenos Aires, está en su propia riqueza, nunca como nadie pueda reflejar cabal ejemplo dialéctico con lo que sucede en la costa bonaerense con el turismo, tesis: verano, antítesis: invierno, síntesis: y aquí el canto de las sirenas en toda su magnificencia.
El fracaso de los planes estratégicos en la década de los noventas donde se juntaban supuestas fuerzas académicas, digo supuestas porque los mismos pivotaban desde la fábula de la potencialidad o paraguas protector por el cual se los debía considerar, más la participación de la población a pedir sus puntos de vista acerca de sus necesidades, etc. y donde todo quedó en la nada, que nos inducen a la sospecha que con tales planos en el fondo, pareció ser parte de una estrategia tras la búsqueda de mera oxigenación o estar ante acciones cosméticas y que no se note, quizás desviar la atención de algo que no se puede modificar, el quedar presos tanto balneario y sociedad, de las condiciones recesivas que la estacionalidad genera.
Mire, el condicional solo puede ser utilizado si efectivamente en el presente, hay algo vinculado con ese futuro, sensaciones, gente en el lugar, pedido de reservas no significan nada ante el verdadero problema sustancial de la sociedad costera, la de estar condenada a vivir de lo que el balneario le da, a ser conservadora, a expulsar a su juventud si esta quiere labrarse futuro, porque el futuro no es temporalidad sino que se halla vinculado a los proyectos algo que los jóvenes de la costa, les cuesta diagramar por el contexto señalado.
Adorno y Horkheimer escribieron en La Dialéctica del Iluminismo, una feroz crítica a corrientes de pensamiento que pretenden legitimar como única racionalidad la lógica empírica y si lo aplicamos acá , seria la lógica de la temporada, que instala una forma de pensamiento vinculado todo a ella misma, así una razón instrumental se posiciona y sea la que determine fines pivotando en el eje del balneario y desde él, proyectarse todo devenir.
Parte sustancial del texto señalado es cuando Ulises manda a todos sus marineros a taparse los oídos, pero él, pide ser encadenado para escuchar ese canto, saber de qué se trata, es el mando de un señor burgués por el cual escuchara algo y le dará un saber para poder utilizarlo más adelante a su favor, por vencer al mito y a la superstición.
Y para terminar, ya lejos de estos venerables de Frankfurt, entonces, ¿quiénes son las actuales sirenas?, los comerciantes del pueblo y sus discursos de contraestacionalidad o el mito en su cabal decir, ¿los marineros?, bueno quizás a cierta gente en dependencia de aquellos, pero lo más importante ¿y quién es Ulises? .........
Juan Oviedo, pensador local

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