Martes, 23 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador local

¿Inocente solipsismo?

Una simple pregunta pueda desencadenar más interrogantes que acertadas respuestas, por ejemplo, ¿cuál sería la diferencia entre una escuela de elite y otra marginal? e inmediatamente se piense en que la de "elite" estaría en relación a los contenidos y como mínimo ser bilingüe, exigir a sus alumnos donde el componente disciplinario estar acorde a lo que busca esa institución y por supuesto, con alumnos pertenecientes a una clase media acomodada.

¿Y la marginal?, bueno "dejar hacer, dejar pasar" algo que nos recuerda al decir fisiócrata de otros siglos, nada de exigencia, contenidos superficiales, conductas disruptivas y con alumnos provenientes de una clase media baja y alta baja.

Pero si el epíteto de una u otra está en lo que hemos señalado pecaríamos de solipsistas por considerar que es únicamente la conciencia particular la que existe, y desde ahí, lo real ser una creación o representación de ella, donde yo como entidad educativa sería lo importante, y tanto "los contenidos" o "el dejar pasar", se desentenderían de algo sustancial, la de ser medios para un sentido ulterior, y no participar con un saber al servicio del futuro de los alumnos y ni aportar herramientas a la diagramación de sus propios objetivos y proyectos.

Tal forma de entender así a las escuelas bajo el mencionado solipsismo se las revele como algo inútil a los fines que se auto postulan, y disfracen esa condición con lo cuasi académico y la pseuda igualdad escolar.

Esto nos habla, nos dice de cierta sospecha hacia estas instituciones: que ellas no educan, no instruyen, ni preparan a los jóvenes para el futuro porque el futuro no es un mero devenir sino que se encuentre sujeto a algo que señalaremos a continuación.

Hipoteticemos un poco ¿cuál sería la propuesta de la escuela de elite y la marginal?, bueno, consideremos que la de elite prepararía como hemos señalado para el futuro, mientras que la otra, solo para el presente, nos topemos con miradas distintas pero compartiendo el mismo significado sustancial: la de los jóvenes, esos que están a punto de salir en su último año escolar y deben pensar en sus proyectos de vida, ¡hablamos de la importancia de un presente vinculado a un futuro o el de un presente como mero estar!, ahora, si no se educa para ese futuro, de nada sirven materias, contenidos, tareas y altas notas según la meritocracia secundaria, porque a modo de una mónada, solo se trata de actividades de contextos encerrados en el "sí mismo" o el solipsismo en su mejor expresión.

Porque la cuestión sustancial sea la siguiente ¿cómo preparar a jóvenes del pueblo y sus futuros en su sociedad que se caracteriza medieval porque ella misma, como tal, no avanza?, y eso sea por no tener ella misma un cabal futuro para sí, ¿y por qué afirmamos esto?, ¡por la imposibilidad de esa sociedad a su propio desarrollo!, ¿entiende lo que eso significa?, la escuela solo instruirá para cada "sí mismo" pero sin vínculo alguno con lo social porque para ser alguien y construir ese joven su futuro, si o si deba emigrar, salir del pueblo.

Algo que pone en la palestra el sentido mismo de toda educación secundaria en el colectivo geselino y desnuda como nadie el negocio educativo de todos los colegios privados del lugar, por ser la expresión de acciones bajo la ideología solipsista y su consiguiente renta como trasfondo de todo.

Usted no puede preparar para el futuro si la sociedad en la que se desenvuelve, ¡no tiene futuro!
Pregunte a todas las fuerzas vivas del pueblo por el devenir del mismo, sólo notará solipsismo, se trata de algo que sobra por su inutilidad a colaborar con una respuesta por todo lo que tenga que ver con el colectivo, y a lo que se debe pensar cuando se trata el futuro, aunque, en el pueblo ni siquiera exista tal tematizar.

Todos han aceptado sin resistencia intelectual el crecimiento sin desarrollo de la sociedad geselina ¿y por qué?, la siguiente pregunta desenmascare como nadie la idiosincrasia que aquí reina, ¿cuál sería en término político o de clase, análogo al solipsista?, ¡neoliberal y burgués!, entonces, ¡Eureka!, el solipsismo hubo de estar precedido ....................bien por usted.

Ahora, ¿qué sucede con aquellos que son mano de obra, comulgan la misma idiosincrasia?, no se lo sabe, ¿ve porque el colectivo no existe?, de existir ya se hubiera erradicado tal idiosincrasia e inaugurada en ¡no votar a patrones ni a las elites locales, los responsables del crecimiento sin desarrollo!

Juan Oviedo, pensador local

Más columnistas

Ver Archivo