Sábado, 27 de Abril Villa Gesell

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Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Auto referentes

El viejo Protágoras supo decir "el hombre como la medida de todas las cosas", con eso se adelanto a muchas cosas de su tiempo, por ejemplo, la subjetividad como construcción de lo objetivo y ¡chau Descartes!, la del observador creando lo observado según la cuántica, y así determinarlo y ¡chau objetividad del afuera!.

Ahora, con tal marco de fondo ¿cómo iniciar un escrito en contra de la auto referencia y vinculada con el de Protágoras?, señalamos a esa persona por el cual ella misma se torna eje de un relato e imponga a terceros su visión de la realidad. Consideremos eso.

La auto referencia es una particularidad y una experiencia situada, ahora, que la misma sea utilizada como norma, medio o guía a terceros, allí está el problema, porque se trata de una individualidad con su propio límite, y su pretender ser guía o ser canon hacia otros, choque con lo intrasmisible de toda experiencia, algo viciado de nulidad cuando pretender ser consejo destinado a los otros.

Entonces, ¿qué se puede inferir de estos autoevaluados de sí en especial, cuando nadie les ha pedido nada?
Pues todo auto referente parte de una intuición de sí, que ella o él son importantes y valiosos y de allí, una suerte de objetividad posicionada desde el hablar de sí, y por tratarse de ellos ponderar la importancia de lo que dicen como opinión certera y meritoria.

Pero la miopía en ciernes es paradojal, la luz por hablar de si ciegue a todos aquellos no dispuestos a soportar al decir de tal auto referente.

Ahora, ¿hay algún ámbito en especial donde abunden estos auto referentes hablando de si, de sus experiencia y de lo que a ellos les pasa?, si, en el ámbito docente y en especial, en las capacitaciones que se llevan a cabo en las escuelas durante el año escolar, así, "yo esto, a mi paso lo otro, yo aquello" y más allá que tratemos con insignificancias, alargan con su monótono relato, la condición insoportable de estar en donde no se quiere estar ni tampoco interesa particularmente tratar. Más allá de los mates, bizcochitos, facturas, tortas etc., consumidas en la mañana, tarde o noche.

¿Cómo se los combate?. ahora es más fácil, celulares, no prestar atención y hacer que se los escucha, levantarse e ir al baño, dar una pequeña vuelta por ahí, dormitar con anteojos de sol, a veces algún despistado le pregunta algo al auto referente, ¡para quéeeee!.............

La miradas no matan, pero habría muchos decesos si lo hicieran.

El problema se agudiza cuando los auto referentes nos obligan a quedar atrapados en la zona oscura de la conciencia de su pertinente relato algo común a lo largo de las señaladas capacitaciones.

Pero hagamos un alto y supongamos la validez de esas experiencia, entonces, para sí o si sean un aporte las mismas deben ser inteligidas y pensadas para una generalidad, eso significa cavilar, objetivarlas en lo conceptual, bueno, hablamos de algo imposible porque si esas personas pensaran, directamente no serían ellos auto referentes.

¿Esto es nuevo?, je, por décadas viene ocurriendo lo mismo, lo más interesante de esto sea el cambio de los auto referentes, se van unos y vienen otros, por ello estemos tratando con una suerte de Hidra de Lerma, lo auto referencial como tal, mantenerse.

Y por un momento, una sutil venganza se hace patente, un etéreo eco se va haciendo más fuerte y es escuchando, se trata la voz de los alumnos de todas las escuelas y colegios del secundario del pueblo y decirnos: "¡ahora saben lo que sentimos, escuchar lo que no nos interesa!, ¡estar en donde no queremos estar porque no nos llevamos nada -y resistir como nosotros resistimos: aburrirnos-!, ¡bueno, docentes, ahora saben lo que vivimos, padecemos y experimentamos en las aulas!".

Y nos lleva a la siguiente pregunta, ¿hay alguna otra forma de resistir sin aburrirse?, si, claro, ¿cuál es?, el inteligir crítico, huy, entonces......................... estamos perdidos y ¿por qué?, vayamos a la humorada, por estar ante dos entes.
Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

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