Jueves, 18 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

¿Descalificaciones o no?

En el gobierno pasado de Macri, siempre se especulo por sobre quien realmente gobernaba en el país, si se trataba de una imposición de fuerzas globales, si era un emisario de necesidades financieras o él, teniendo en cuenta a lo global y a lo local moverse entre esos dos ámbitos, y más allá de haber terminado su mandato, las mencionadas condiciones continúen como tal y ejerzan su pertinente presión, entonces, si el presente gobierno cede a ellas, el país recibido no fue nunca una responsabilidad de Macri, sino por esos intereses ínsitos en la realidad política del país.

Si Macri condiciono como nadie a la presente gestión, entonces, Macri se revela operador de lo global y lo financiero, un Gurkha más de los acostumbrados que aquí residen pero más allá de eso, atender la deuda generada por la administración pasada convalide a ese poder global, y responsable, porque el análisis acerca de los condicionamientos foráneos pone en la lupa en quien pidió prestado, pero no en la responsabilidad del prestador, por prestar sin saber si se puede o no devolver lo prestado o quizás, estar ante una estrategia e inducir al famoso Default y marginar al país de todo posible préstamo futuro y asfixiarlo económicamente y volverlo más dependiente.

Si el Default se convierte en una espada de Damocles, eso es dimensionar lo financiero y espacio condicionante al presente gobierno, desde ese punto de vista, Macri estuvo estupendo, hizo bien su trabajo, ¿y por qué no fue reelegido?, ya lo sabemos, por el daño social causado.

Y nos lleva a la siguiente pregunta, a la hora de las elecciones, ¿se elige según las condiciones económicas o por el contrario, según las actitudes políticas?, Menem logró su reelección con un 22 % de pobreza después de iniciar su primer mandato con un 47 % de la misma, por el cual se enfatizaría las condiciones económicas, mientras, el 40% de Macri logrado en la última elección, más allá de haber perdido, nos señale la actitud política por sobre lo económico.

Señalándonos a la dimensión política y económica como escindidas entre sí, sin embargo, esa escisión no exista en un segmento de la sociedad y representada por los movimientos sociales, pues ellos mixturen ambas condiciones, como así lo señala el reconocimiento del gobierno como sindicato y segundo, busquen la instancia gremial e ingresar a CGT, dejando en claro el papel de lo político para resolver problemas económicos.

Si vamos hacia atrás, el origen en nuestro país de los movimientos sociales deberemos bucear a mediados de los noventa y en las movilizaciones por despido ante la vigencia privatizadora del entonces presidente Menem, así, de ese inicial piquete en la zona patagónica, señalarlo germen de los hoy llamados movimiento sociales y su metodología a utilizar: el piquete y la movilización como forma de resistencia y de lucha a la desigualdad social del país.

Hoy por hoy denominar piqueteros a aquellos quienes se manifiestan y hacen reclamos populares y sociales, se trate de un vituperio descalificador, cuando se trata de movimientos sociales.

Leamos alguna de esas descalificaciones:

Miguel Ángel Pichetto, contra los piqueteros: “No laburan, son parte del endeudamiento”
Patricia Bullrich, contra los piqueteros: “¿Quién puede ir a buscar trabajo si todos los días está en una marcha?”
Otro comentario "Los piqueteros no representan a los pobres, son vagos que quieren todo gratis sin sacrificio".
Estamos ante una sinonimia connotativa por el método a utilizar del piquetero, uno se queda en la fenomenología del corte, los inconvenientes causados pero deja de lado la acción política detrás del mismo y es justamente esa acción reconocida quien le otorgue a esos movimientos sociales la categoría de gremio, por el cual la pregunta se instala sola, lo económico ¿cuándo irrumpe?, y respondemos, en la economía popular.

Y esta sea la cuestión central de estos movimientos, gestionar sus propios recursos e ingresar a un sistema económico al cual progresivamente vaya cubriendo sus necesidades, ahora, ¿de no ser así?, eso sería entrar en la zona oscura de estos movimientos (igual que en la democracia) y es donde es pertinente cierta sospecha crítica, deslegitimándolos por el cual son celados de clientelismos, seguir viviendo a costillas de otros, usar a la pobreza como herramienta política para ganar poder, la de ser un gran negocio para sus dirigentes, y consejos tales como: vayan a laburar y sean ricos con su esfuerzo, dejen de vaguear y por supuesto, la lista seguir pero siempre en el mismo tono.

La cuestión política es clara, mientras, el éxito o no de la economía popular, los señale como cabales luchadores por las desigualdades o simples y meros parásitos, vividores del estado y convalidados por gobiernos de turno.
Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Más columnistas

Ver Archivo