Jueves, 25 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Chivos expiatorios

"Un chivo expiatorio" es una persona o institución y a la que se quiere hacer culpable de algo, sirviendo como excusa a los fines de quien culpa, se trata de una víctima elegida y en el caso del asesinato del joven en Villa Gesell, estas culpabilidades no se centren en una sola persona sino en varias representaciones a las que se les otorga responsabilidad de una forma u otra de lo acontecido en esa localidad balnearia.

Repasemos la lista: rugbiers, clase media, machismo, violencia, alcohol, drogas, boliche bailable, ignorancia de autoridades locales y cuanta cosa más, ¿pero sabe lo que eso significa el "chivo expiatorio"?, que no aclaran lo ocurrido en el pueblo, exacerbado por los medios y con la colaboración de analistas, las variables citadas y demonizadas para intentar explicar lo hecho -jóvenes asesinando a otro-, en el fondo no aclaren nada. Por el cual estemos ante una evidencia notable, los "chivos expiatorios" en el fondo saquen a la luz que nadie sabe absolutamente nada, si por saber, es operar desde un entendimiento y con resultados positivos.

Estemos en presencia de una fabulosa Hidra de Lerna con muchas cabezas donde no son las cabezas quienes hacen a la Hidra.

Hay impotencia, estupefacción y asombro en todo esto, ante ese denominador común de la violencia, y algo que se aprende, ¿dónde?, en la temprana edad de la casa familiar, en las escuelas, en el barrio, en reuniones entre iguales, brutalidad aprendida durante años, ¿la paradoja de esto?, que el victimario primero fue víctima, porque si no es víctima, entonces, naturalizamos una conducta tóxica y su libre rienda a lo agresivo instala la fuerza para dirimir cuestiones, por eso es que todo violento es una víctima reproduciendo su castigo.

Pero en este caso no hablamos de violencia sino de asesinos y por eso la intervención de la justicia. ¿Cómo se define la violencia?, Aristóteles lo expreso así, "violento es aquello que va o atenta contra lo natural", entonces, si la violencia es parte de la naturaleza humana, no podría volverse en contra de sí, lo que nos revela que la Hidra no es la violencia y forme parte de las cabezas.

¿Qué es o significa la Hidra?, lo que provoca a las demás cabezas, por ejemplo, podríamos decir "es la venta de alcohol pero el alcohol no se vende para provocar borracheras ni como potencial desinhibidor a conductas destructoras, además, no es quien vende sino quien lo consume, ¿y la droga?, más allá de la cuestión legal, quien consuma, no lo hace para ir asesinando por ahí, y el boliche, no es un antro propiciante de locura y de desequilibrios sino un negocio y que no se vale de esas cuestiones como tal", entonces, como expresaría Lacan, la Hidra es lo real pero se trata de algo que se nos escapa.

Y por eso la búsqueda denodada de "chivos expiatorios", de culpables invisibles detrás de los culpables visibles y que no son los diez, sin mencionar la utilización política del crimen realizado, más allá que los acusadores de hoy no hubiesen pasado por circunstancias parecidas cuando eran gobierno, la saña flota como otra cabeza de la Hidra. Al respecto, el secretario de Seguridad Lucas Ventoso de Pinamar -el 09-01-2020- sus declaraciones sobre Villa Gesell al diario La Nación "no es una opinión; es un dato real", y afirmar que la delincuencia proviene de Villa Gesell, tal dicho no hace distinción entre balneario y pueblo, entre negocio y sociedad, entre el que explota la temporada y es explotado en ella pero si estar seguros de algo, de la falacia naturalista del señor Ventoso y su juicio moralizante detrás del mismo.

Para colmo, se vaya posicionando una idea inquietante con esto de la falta de controles, de previsión, de vigilancia, no es dicha abiertamente pero la misma instale a una "militarización" como la forma pertinente para "poner orden".

Quizás estemos ante latentes hechos o precio a pagar por ser visitados por miles de jóvenes con una Hidra de fondo y por ellos, mantenerse vigente el balneario como tal, y más allá de los distintos lutos, banderas a medio hasta desde el ámbito oficial o convertir en santuario a las puertas del boliche y de las potenciales cadenas perpetuas a devenir, "The Show Must Go On".

Y del balneario trasgresor -mote de los sesenta- devenido en la presente trasgresión como lo dice un tuits de los involucrados "...no hace falta nada para irnos a Gesell con los pibes, a romper lo que nos falto el año pasado" o los amos de la temporada, entonces, no miren para otro lado no desvíen la atención.
Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

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