Jueves, 28 de Marzo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Personalismos

La palabra "terrorismo" es demonizante pero no el hecho que genera la palabra, matar, porque si quien mata no es terrorista, entonces, pareciera pertinente el hecho de matar. El problema que emerge en esas muertes provocadas por el terrorismo fue para atacar ideas, lo que se quiere decir que en el fondo, se busco la muerte de las ideas, pero "barbaros, las ideas no se matan" y "el ideal de la vida esa es leñita prendida que no podrán los golpes apagar", Sarmiento y Atahualpa de fondo nos dicen, "miren, el mensaje y el mensajero no se los debe confundir, la barbarie esta en quienes han confundido esa condición", con el creer de fondo de los barbaros ¡matar ideas matando personas!.....

Paradojalmente hay quienes se han quedado, no con las ideas que llevaron a la muerte, sino con los muertos propiamente dicho, el personalismo de familiares de esos fallecidos pivote en ese radio de acción, quedarse en los mensajeros y no mantener la lucha de estos: "la idea", "la leñita prendida", aunque, ¿son pertinentes al día de hoy?

Se trata de transpersonales por hallarse más allá de toda persona pero que determinada persona ha hecho suya, justicia, igualdad, pensamiento crítico, revolución etc., son esas ideas transpersonales, fulano, mengano y zutano son las personas, ahora, mire usted, hasta qué punto se ha asociado persona con el valor y con el ejemplo de la recuperación de los nietos tenemos uno interesante, pues ¿qué se recupera?, el valor si está vigente no necesite ser recuperado, entonces, si necesita de la persona y con ello cobrar vigencia, el sentido de fondo de los valores ha mutado en ¡cómo lo transpersonal ha sido cooptado por la persona! por el cual si se debe hablar de democracia, de justicia, de igualdad, con tal giro coactivo, esas personas estén habilitadas para hacerlo con autoridad y representar el valor, eso posiciona el punto de vista de tales personas en ciernes como lo pertinente a escuchar y asimilar.

Y como implica toda condición valorativa, para tener presencia en lo mundano debe estar mediada por lo institucional, así, tales personas serán también representativas de la correlación institución-valor, ¿cuál es el problema de esto?, que apunta a provocar un punto de vista según la mirada, interpretación e interés de aquellos señalados como representativos o lo personal determinando lo transpersonal. ¡O la palabra dictatorial!

El mensaje es lo importante, no el mensajero, contradictorio por un mesianismo superado.

Cortina es el pasado, Alberto un presente necesitado de fututo donde las fuerzas poseen su lugar estabilizador o no, políticamente esta es la cuestión, después, hable de valores e instituciones, por el momento, se trata de dos personalismos con valores e institucionalmente distintos, solo una cuestión, sin ascesis no hay experiencia de los valores, donde la persona es el escollo mismo a tal experiencia.
Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Más columnistas

Ver Archivo