Jueves, 28 de Marzo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, pensador local

Atracciones

Siempre hay cosas que nos atraen, un atardecer o un rostro en especial, una idea, quizás una palabra escrita, como una suerte de imán eso nos atrae, así, personas, eventos, momentos se tornen como la luz en la noche con su pertinente atracción, tal como sucede con la temporada en la costa atlántica y su significado de ¡oportunidad! para muchos.

Y en la que participa un invisible ejército de necesidades que se van posicionando de a poco en los balnearios costeros, hablamos de vendedores ambulantes, de los trapitos, del trabajo de temporada, alquiler de piezas, ofrecimientos de alquiler, negocios golondrinas por el cual un éxodo se produzca hacia la costa con la esperanza de cubrir determinadas necesidades y que la temporada pueda proveer.

Pero entonces, surjan pequeños inconvenientes tales como ordenanzas que prohíben ofrecer alquiler en las calles como en Villa Gesell, o con lo que sucede con "los trapitos" de Pinamar presentes en todos lados, los vendedores ambulantes "en negro" escapando a los requisitos municipales locales y también al Sindicato de Vendedores Ambulantes de Mar Del Plata y Zona Atlántica (SIVARA), en su búsqueda por regularlos y por supuesto, al empleo "en negro" que según cifras oficiales fue detectado un 20% en la temporada pasada.

¿Cuál es el significado de todo esto?, que la necesidad quede visibilizada pero la capacidad de sacar provecho ante ella, también quede de manifiesto, pareciera ser que la necesidad y quien se aprovecha de ella implique un combo, una atracción posibilitada con la siguiente ilusión a cuesta, ¡que ganan ambos, el necesitado y el aprovechador!, pero no es así, el necesitado apenas cumpla con su cuota para el sustento mientras que el aprovechador, gane doble, primero, por explotar al trabajador y segundo, por explotar su aprovechar.

Un mundo jurídico e institucional que determina lo que se debe hacer exista por un lado, mientras, por el otro uno más volátil, libre, veloz que escapa a tales prerrogativas que los elementos formales de la sociedad buscan instituir, y es lo que resiste a ser condicionado porque de dónde proceden, ellos actúen de la misma forma o en otras palabras, pertenezcan al segmento de "los trapitos", los "trabajadores golondrinas", los que lo hacen "en negro" o los vulnerados de un sistema que no ha sabido, querido o podido incluir.

Por eso la costa en temporada se encuentre el mayor imán para esos del conurbano y del gran Buenos Aires como del interior del país y allende a los otros, los aprovechadores, junto a otra gama de necesidades y de toda índole dándose cita aquí, como son la del turista y su buen vacacionar, el negociante con un cliente que gaste, el municipio con la mayor asistencia de visitantes, el trabajador en blanco que pueda trabajar toda la temporada, hablamos de necesidades que pertenecen a los incluidos y visibilizados, y junto a ellas, las otras que tanta normatividad las ponga en jaque, porque esas necesidades adquieran forma propia e independientes de toda norma, tan invisible como esa mano que autorregula el mercado.

Se trate de la oposición que implica "la regulación versus los que se regulan a sí mismos", los auto regulados con pautas y normas propias y que lo institucional si o si busca instituir, sin embargo, una vez más la oposición mencionada termine atentando contra ese segmento social representado por lo informal, lo invisibilizado, los no incluidos.

Por lo tanto, lo atraído en las temporadas de verano en los balnearios de la costa atlántica, implique algo más que turistas, vacaciones, descanso, aventura etc., sino que posicione el espacio en el que emerge una realidad de fuerte desigualdad social y que lo normativo, busque normativizar y así, desaparezca como tal.

Sin embargo, más allá del mensaje subliminal de fondo que posiciona la idea del beneficio por estar institucionalizado, no quite la desigualdad estructural en la que tales personas se encuentran, así, "enseñarles a pescar en el desierto", no quite la dificultad económica y sus necesidades que día a día ellos enfrentan, simplemente han pasado a pertenecer al control burocrático que la superestructura de clase posee.

Mientras, las atracciones se mantengan, pero también.......... los rechazos.

Juan Oviedo

Juan Oviedo, pensador local

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