Viernes, 26 de Abril Villa Gesell

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MICROSOCIEDADES SUICIDAS (II)

"...la barbarie en las urbes es el fracaso de la noción de ética en el interior de los seres humanos; no llegó ahí la cultura" - Edgard Morín -pensador francés

El anestesista, un relacionista público que con la carpeta de fotos de las elegidas para las orgias oferta su mercadería humana, el "dealer", las mujeres como objeto, el boliche como la nueva "catedral y vidriera" elegida; todo forma parte de una micro sociedad homicida y fría que genera nuevos "campos de concentración" en donde dentro van quedando multitud de sujetos con sistemas de extorsión a través de videos, fotos, redes de wapp. Esto es un sistema de miedos que permite la entrega dócil de aquel que está en el campo de concentración ya sin salida posible. La extorsión es un gran domesticador.

Esta semana se desgrana el papel de una red de explotadores con drogas como elixires de lo anti-humano. Quiero narrar eso o sea una polémica sobre el "hombre masa" suicida en cómodas cuotas que vemos en las salas de hospitales con múltiples "stent" cardiacos, hígados alterados, apatías depresivas, sobredosis reiteradas, accidentes lindantes con la tragedia; en fin la cara del drama del suicidio lento en donde la droga es el ejecutor privilegiado de un sujeto obnubilado y que ha perdido la conciencia de sí y queda preso del auto-engaño no viendo sus pérdidas progresivas.

Surge ahí el papel del explotador con sus múltiples caras y la cantidad de explotados que van serenamente al "cadalso" e incluso algunos con alegría. Los que dentro de un "campo de concentración" imaginario post-moderno (del cual no pueden salir) de esta sociedad van formando micro sociedades suicidas que domesticadas y con sus funciones superiores inhabilitadas por el uso de drogas y el imperio del impulso sobre el pensamiento están para cualquier cosa o sea lo que vulgarmente se dice en la calle "para la cachetada".

Nuestra tarea diaria asistiendo el padecimiento de jóvenes y sus familias, de adultos solos con "cruces" pesadas de culpas y fracasos reiterados que soportan y llevan desde hace años o de mujeres con cargas de familia que apenas pueden sostener y que ya están quedando en el margen del abandono; todo esto nos muestra un padecimiento masivo que inunda manzanas, barrios enteros. Ahí las drogas, el alcohol, las pastillas son el instrumento de la fuga elegida o vivida como necesaria para miles y millones.

Las drogas incluyendo al alcohol y las pastillas pasando por los diversos narcóticos, depresores, estimulantes, alucinógenos; todo vale, cualquier cosa vale con tal de ejercitar el lugar egregio y único posible para millones de la fuga, la huida. Eso parecen ser las drogas en este momento nuestro como sociedad. Por supuesto con "sobornadores" de la fuga que son los distribuidores que en sus múltiples puestos de venta se van quedando con pedazos del muerto que se aproxima (dinero, autos, propiedad, objetos valiosos, etc.).

El "dealer" no solo se queda con dinero sino con sobras de lo valioso que le queda a una persona; desde un jarrón hermoso que siendo un recuerdo familiar florece en un anticuario de la calle Libertad a través de un remate vil o un auto entregado en pleno éxtasis del consumo y que luego con el arrepentimiento de la "resaca" se lamenta durante años.

Así se van formando micro-sociedades suicidas. La niñez es un espectáculo que avecina la tragedia cuando la calle manda y la mesa familiar no existe. La palabra orientadora falta o pocas veces estuvo desde el niño que no sabe quién es su padre hasta aquel que lo busca en el boliche del barrio. De esta forma el gusto a la vida se resiente y el resentimiento y la venganza contra sí u otros va apareciendo. Luego las drogas que surgen como "pócima" bendita y maldecida, luego, muchas veces en el futuro hará el resto. Se apagaran las luces del cerebro y el camino se allanará hacia el suicidio en cuotas. El automatismo cerebral con conductas estereotipadas toma el mando y aquello que heredamos como "Homo sapiens" (estructuras superiores frontales) queda escondido en el sótano como algo nunca nutrido y también nunca estimulado.

Va naciendo así el "hombre-masa y suicida" que funciona en grupos que se van mutilando en cuotas. Una vez domesticada la persona y sin funciones cerebrales superiores en funcionamiento está apto para cualquier "amaestramiento": así el "barra brava" actuará ante el liderazgo del líder de la manada y ahí tendrá más droga mientras grita en su sordo sonido paranoico contra un rival a matar, o será en una esquina planeando un robo, o en un boliche imaginado y planeando una orgía con un relacionista público que oficia de manager de mujeres-objeto ; y así sucesivamente se va apagando el sujeto para entrar a funcionar el "lobo" de la manada. Un niño de 11 años le tira piedras a un policía desde el club Albariños. Siento pena al verlo en la pantalla. Pena por su futuro y por el nuestra comunidad. El policía es el representante de una Ley que nos cobija a todos. Lo que simboliza la policía está más allá de este o aquel policía corrupto.

Confundir esto es el fruto de una gran perversidad. ¿Cuantos chicos habrá así en nuestra sociedad y que destino nos deparará esta situación ¿ .Parece ser que es la noción misma de Ley la que está en juego en todos nosotros. Detrás de esta furia homicida de un "pibe" fogoneado, casi seguramente, por un adulto se esconde, quizás, nuestra vocación suicida. El repudio a la Ley y la confusión de ésta con cualquier representante (sea malo o bueno) nos lanza al precipicio del desborde y la ceguera de los impulsos. De ahí a la autodestrucción hay un solo paso.

CAMBALACHE

Ortega y Gasset, filósofo español, viviendo en la Argentina durante varios años llegó a conocernos profundamente y en él se percibe un sufrimiento acerca de nuestras posibilidades para desarrollarnos y al mismo tiempo de las capacidades que como colectivo social tenemos para suicidarnos. En "Meditación del Pueblo Joven" (conferencia dictada en la ciudad de La Plata en 1939) llegó a decir "...yo no conozco ningún otro país donde los resortes radicales y decisivos sean mas poderosos "; pero también dice ahí:"...se llega a hacer del argentino un símbolo de la humanidad deficiente". Llegó a comparar a la Argentina con una especie de Tierra Prometida pero al mismo tiempo con signos de una africanización incipiente. En nosotros conviven lo sublime con lo monstruoso. Caín y Abel. Discepolo sufrió melancólicamente esta derrota cotidiana. Cambalache parece ser su testamento y a la vez un testimonio de sus vivencias.

Nuestro destino además parece ser cíclico como aquel célebre personaje mitológico Sísifo en donde su destino diario era subir una piedra pesada a una montaña, luego esta se le cae para luego volver a subirla. Toda su vida es eso. Subir y bajar en un gran esfuerzo. Es, también, nuestra compulsión mortífera tanto de nosotros como personas y también de las comunidades. Repetir incesantemente lo insensato. Repetir sin aprender de la experiencia.

Para aprender hay que aceptar una cierta legalidad. Hay otros, no soy el "ombligo" del mundo; por ejemplo. La ceguera a la Ley nos somete a la omnipotencia del "cascotazo" y a la soledad de las vacas que están esperando quien las vaya a arriar. Sin Ley no nos transformamos en personas. El destino es ser presa de algún Amo que nos domine. Sin Ley no podemos llegar a ser autónomos.

Platón definió sencillamente al entorno legal como "...un camino para crecer". Sin esto no hay crecimiento subjetivo. No ampliamos nuestro espacio interior. Nuestro mundo está dirigido siempre hacia un fuera que nos colma o nos frustra. Si nos frustra sólo el "vómito" es lo posible. Vomito que es golpe, cascotazo, insulto, prepotencia. No hay espacio para el Otro y los otros. Por lo tanto no hay escucha. Sin escucha la animalidad está ahí a la vuelta de la esquina. Escucha, Ley y ética en el sentido más arriba expuesto por E. Morín van de la mano.

PROMOCION DE LO ANTIHUMANO

Esta a-legalidad promovida por adultos con cegueras simbólicas hacia la noción de autoridad, de la existencia y realidad del otro y de la organización como eje y recurso para desarrollarnos fomenta un número enorme de figuras antisociales y también de organizaciones criminales. La condición marginal es más una reivindicación vengativa al servicio de un mayor hundimiento en los arrabales de la autodestrucción de la droga, el alcoholismo y el delito que un juego de superación a través de la cultura del esfuerzo. La enseñanza social del odio supera a la enseñanza de la emulación.

Esta condición del odio se instrumenta fundamentalmente sobre uno mismo. Surgen así suicidios masivos. Micro sociedades suicidas. En los sectores sociales que retraté al inicio del artículo con niños usados como "armas de ocupación" donde la vida, ahí, es corta. La muerte adolescente es común. Las balaceras, las golpizas, las sobredosis, los accidentes por conductas riesgo hacen que la tasa de mortalidad suba exponencialmente en estos sectores. Todo esto acompañado de una creciente des familiarización, fallas en la escolarización y crecimiento en la calle como anti escuela. Crece, entonces así, lo antihumano. La cultura de la muerte.

DR. JUAN ALBERTO YARIA
DIRECTOR GENERAL GRADIVA-Rehabilitación en adicciones

Dr. Juan Alberto Yaría

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