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LA ERA DEL VACIO Y EL “LEJANO OESTE”

"..Buscado se paga 700 mil pesos por quien de datos del comisario fugado de Pergamino" - (Diario La Opinión 6 de abril 2017)

Por un momento volví a recordar a recordar las películas de mi infancia sobre las andanzas de Alan Ladd o Gary Cooper que como justicieros buscaban al delincuente más peligroso y en donde su foto se mostraba en los negocios con su recompensa. Es que esta vez el buscado es el comisario del pueblo. Fruto todo esto de una comisaria incendiada en donde precisamente mueren en su mayoría adictos en contacto con el narco-menudeo pero que poseían mucha información. Default humanístico en acto. El que debería ser un modelo social es la cara del anti- modelo. Al mismo tiempo en Villa Urquiza se descubre en una escuela en refacción como una pintura social "discepoliana" ya que como escuela abandonada y en refacción próxima es sede un "bunker" de venta de drogas; ahí justo donde la Biblia se une al calefón. Caminar por Pergamino me retrotrae nostalgiosamente a los mejores momentos de mi infancia y al mismo tiempo al sabor acido de la actualidad.

Si cae la noción de autoridad todo cae. El sistema social se basa en jerarquías en donde la noción de Ley se encarna en ciertos representantes (maestros, policías, jueces, padres, etc.). Si los adultos desertamos de la transmisión de valores el vacío se enseñorea.

En este contexto, mientras tanto la epidemia de consumo de sustancias crece ya que si fracasan los modelos todo está permitido; la noción acerca de aquello que hace bien o hace mal se desdibuja.

¿COMO TRATAR EL DOLOR HUMANO?

Ahí en el centro de la provincia interior de Buenos Aires me llaman a una supervisión veinte profesionales jóvenes que comienzan a atender adictos en centros públicos y privados. Mañana intensa. Se empiezan a dar cuenta que los consumidores son distintos a "nosotros" que cómo neuróticos tocamos el timbre de un consultorio para que alguien contenga nuestros malestares .Los dependientes a sustancias, mientras tanto aman lo que los destruye. Sufren por sus dolencias pero, paradójicamente, la protegen. La droga llena cualquier vacío y al mismo tiempo ese vacío es un "agujero" sin fondo sintiéndose ellos en realidad una "nada". Además son la caricatura de un contexto "discepoliano social" ; son su misma caricatura.

Tratar implica para estos jóvenes terapeutas una tarea enorme de ejercicio de la empatía y de paciencia. No son delincuentes pero ya venden para la saciar abstinencia de sustancias. Les explico con afecto que son distintos a los que tienen otros padecimientos. Están en la calle llevando a cuestas su riesgo para sí y para terceros. Motorizados, dormidos, excitados, desconfiados y paranoicos. Están ahí ante nosotros quizás buscando un cierto tipo de ayuda que nunca debe ser complicidad en el consumo y si acompañamiento lento o rápido para dejar de consumir para recién ahí empezar a ver qué les pasa además de drogarse.

Lloran su vacío pero no pueden dejar de hacerlo. Se sienten parte de un negocio. Son los nuevos esclavos. Les digo a los terapeutas que la tarea nuestra es lograr que puedan escapar de lo que para ellos es una fuga imposible. Es la epidemia voraz de consumo en donde la fuga les parece imposible.

Ahí me relatan al que van a un boliche , encuentran drogas y toman , el que está en la Bolsa también lo hace creyendo estar más lúcido para la compra-venta, el taxista o remisero que la "necesita", el cirujano o el anestesista experimentando para rendir supuestamente más, el joven en la esquina esperando la moto del delivery de sustancias , el cocinero en el restaurante que la comparte con los mozos, el recolector también, el empleado de electrodomésticos buscando ese "plus" que lo haga vender más para así ganar más, el repartidor también bajando y bajando cajones para resistir el cansancio , en el casino para supuestamente estar más lúcido , el penalista en su profesión de abogado recibiendo como pago drogas; alegrarse, divertirse, trabajar, vivir el ocio no significa nada sin ese polvo blanco que circula en todos los ámbitos. No hay comida para muchos gerentes que no termine con el "plus". Un recuperado me decía que prefería las comidas de negocios al mediodía para evadir esa tentación.

Mientras tanto se van dejando personas, hijos, mujeres fieles por relaciones frágiles, caen las finanzas, en muchos casos empresas; todo cae. Es una enfermedad de pérdidas le transmito a mis alumnos del interior provincial. El vacío del cual se intenta huir anuncia la nada que se avecina como me decía esa paciente;..."somos un pedazo de nada".

LA RECUPERACION DEL SENTIDO DE LA VIDA

Hoy es más difícil recuperarse porque el vacío llena los consultorios y las comunidades terapéuticas junto a la nada y el nihilismo como actitud vital como compañía inseparable. Desde el adulto que trata de completar sus "grietas" con juegos y drogas o el joven que desde su intemperie de contactos y contención también se "llena" con alcohol y pastillas o estimulantes de todo tipo. Todo sirve para huir de ese vacío que llama desde la angustia y la nada de sentido contorneada por una soledad de vínculos. Sedantes, narcóticos todos, energizantes pero fundamentalmente "quitapenas" que además en su propio uso y abuso imponen sus leyes dentro del cerebro en ese maravilloso universo químico y eléctrico que somos.

A mayor uso, mientras tanto, habrá mayor dependencia y luego ya doblegada nuestra voluntad (situación clave en la adicción) las drogas químicas o de conducta como el juego, el sexo y las compras actúan dirigiendo nuestras acciones. Se acabó la" luna de miel" que nos permitía decir "las uso cuando quiero" y, entonces, así liquidados en nuestro libre albedrio comienzo a ser un esclavo del consumo.

El vacío de ser (la nada misma) parecería convertirse, desde mi punto de vista, en uno de los orígenes centrales del consumismo de drogas, alcohol, sexo, juego, compras, etc.

Ya una vez esclavizados y dependientes ese vacío retorna desde la abstinencia. La falta de sustancias y / o de objetos inauguran un apetito voraz por poseerlos a lo que llamamos "craving" (anhelo ansioso) .Ahí el paciente es capaz de entrar a una Villa de emergencia para tener su sedación o estimulación poniendo en riesgo su vida o va a un casino con una escritura o con el documento de propiedad de su coche para hacerlo dinero. La tarjeta de crédito, también, puede ser la compañera silenciosa de la avidez en un shopping.

El abandono de sí que inaugura toda dependencia va unido a un abandono de todos los que nos rodean (hijos, mujer, etc.). El objeto adictivo siempre es imperial en su dominio.

El vacío, entonces, retorna desde la abstinencia y, de no haber terapia, esto puede culminar en su verdadera cara que es la nada o sea la muerte misma .

Encontrarle un sentido a la vida es la forma de transformar la nada en proyecto y de esta manera poder ser persona libre. El dicho popular lo recuerda cuando nos dice que la tarea es "un hijo, un libro, un árbol plantado". 

Dr. Juan Alberto Yaría

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