Miércoles, 24 de Abril Villa Gesell

Opinión | Editoriales

MIRADA DEL EDITOR: 2012 sin obras

El 2012 será un año difícil para el gobierno comunal. No solo porque hay algunos asuntos que en el inconsciente colectivo todavía no terminan de cerrar -como por ejemplo la inseguridad- sino porque deberán administrar la cosa pública con dificultades financieras "fogoneadas" por la inflación.

El gobierno de Jorge Rodríguez Erneta tendrá que subir los cánones municipales -de hecho ya se admitió un proyecto para hacerlo por un 48%- para poder continuar con el plan de trabajo que se vino desarrollando durante los últimos cinco años de gestión y no caer en popularidad. Con ese tema resuelto, teniendo en cuenta que el oficialismo tiene mayoría en el HCD, el mayor de los males de la municipalidad será la concreción de la obra pública.

La pelea entre la presidenta Cristina Kirchner y el gobernador Daniel Scioli no ayuda. Y esa medición de fuerzas termina perjudicando a las comunas porque se recibe cada vez menos coparticipación. Por ende, los gobiernos locales no pueden afrontar "todos" los gastos previstos para el 2012 con plata propia. Uno de esos gastos es la obra pública.

Como la sensación en la arena política local es que este año será difícil en materia de obras de infraestructura se ha pensado cómo seguir adelante sin ladrillos y además sin que la gente pierda la esperanza sobre el proyecto que encarna el intendente Rodríguez Erneta. Así fue como surgió la nueva estrategia de turismo: el de reuniones y el religioso.

La posibilidad de cimentar la Basílica de la Natividad -que en conjunto con las otras iglesias de la ciudad formarán un circuito religioso único- además de la explotación del Centro Municipal de Convenciones -que serviría como epicentro de grandes acontecimientos y jornadas- son la carta que el gobierno probablemente utilice para romper la estacionalidad del verano y como "caballito de batalla" para salir adelante sin pagar los costos de no recibir dinero de provincia y nación, al menos en las proporciones que se otorgaron en el 2011, para concretar la obra pública programada.

En el 2012 probablemente se cambie el eje de la política local: la obra pública pasará a un segundo plano y el turismo volverá a la escena central y resaltará mucho más que los beneficios del verano geselino, que dicho sea de paso, cada vez es más corto en ganancias. La habilidad del político estará ahora dada por concretar ese proyecto turístico muy seductor sin quedarse en el intento.

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