Y la situación tiene varias aristas -por cierto verdaderas- según desde qué punto de vista se observen los acontecimientos. Por un lado, la bancada oficialista y el Departamento Ejecutivo argumentaron que no se pueden seguir afrontando los servicios básicos si no se aplica una suba importante en los cánones municipales que llegaría al 48%. De hecho, en la última escalada en la pelea advirtieron que si no se logra el aumento, los sueldos de fin de mes deberán abonarse desdoblados. La situación, lógicamente, puso en alerta al Sindicato de Empleados Municipales que tomaron la noticia con alerta y temor. Fue una bomba. Sin embargo, la realidad es que la inflación que vive el país es voraz y ningún aumento pareciera alcanzar por lo que no está de más aplicar algunos puntos más para tener margen.
Por otro lado se encuentra la versión del bloque opositor que replica el pedido del Departamento Ejecutivo con una premisa: ellos presentaron un proyecto de alivio fiscal en marzo que fue rechazado por el HCD, inclusive enviado al archivo sin siquiera tratarlo. El mismo pretendía recuperar los 70 millones de pesos -o parte de ese dinero- que los contribuyentes le deben a la comuna. Con un porcentaje de lo recaudado se iba otorgar un aumento de sueldos.
La situación, según las declaraciones de cada espacio político, no parece resolverse a corto tiempo. De hecho, tiene todas las intenciones de intensificarse a medida que pasen los días. Hoy, el rehén -que seguro variará según quien lo mire- de ambos bloques es el empleado comunal que no pueden percibir un aumento y encima están amenazados de cobrar sus haberes desdoblados.
El secreto está en no sumar al resto de la comunidad en la batalla por el poder. Falta poco para que se anuncien mayores medidas de austeridad económica que pondrían en riesgo el ciclo económico de la ciudad. Los concejales de ambos bloques deberían sentarse y acordar un índice, fuera de toda implicancia política. Al parecer, ese cometido, está lejos de alcanzarse en la actualidad .
