La situación, más allá de ser ajena a los organizados del evento, dejó entrever que otra vez la ciudad estuvo supeditada a las condiciones climáticas tal como sucedió el año pasado cuando se tuvieron que suspender gran parte de los espectáculos al aire libre por las intensas precipitaciones. De hecho, todos recuerdan a Javier Calamaro -un artista de jerarquía nacional- tocando un lunes, el último día de la celebración, ante una plaza bastante holgada de espacio, para un público reducido cuando debía haber sido cabeza musical de la celebración.
¿Por qué no se utiliza el Centro Municipal de Convenciones como segundo escenario para desarrollar las actividades? Nadie lo sabe. Según rumorean en los pasillos del segundo piso del palacio municipal, las autoridades no quieren utilizar el espacio porque todavía no está terminado. Así y todo, podría sacar de apuro a los organizadores. Es preferible realizar el evento en un lugar secundario y no suspender.
La verdad es que la tradicional celebración estuvo colmada de grandes situaciones: se inauguró -entre otras cosas- la primera etapa de la renovación de la plaza Primera Junta, la ciudad tiene nueva soberana que nos representará durante un año en todos los rincones del territorio nacional, la Gran Paella de la Amistad se desarrolló ante una verdadera multitud, Villa Gesell fue cara de las más importantes señales de televisión a nivel nacional durante todo el fin de semana.
Así y todo, quedó otra vez abierto el debate sobre la determinación de "tener una carta bajo la manga" que pueda ayudar en los momentos en los que no se puede luchar contra los designios de la naturaleza. Ojalá que en el 2013 el programa de la Fiesta de la Diversidad Cultural incluya un espacio auxiliar que pueda sacar de apuro a la ciudad ante la lluvia.
