Jueves, 25 de Abril Villa Gesell

Columna de la Semana

Concejal del FpV y titular del Anses a nivel local

PODER, POLITICA Y GERENTES

Dr. Sebastián Alvarez

El titular del Anses a nivel local y concejal del Frente para la Victoria, Dr. Sebastián Alvarez, escribe una interesante columna acerca de la valoración de la política y de quienes la ejercen. Un artículo de opinión que repasa los entramados del poder, los dirigentes y su relación con la sociedad. No se la pierda.

Decía Antonio Carlos Malaghaes en sus máximas sobre poder y política que El poder es la manera de transformar una idea en realidad. Pero eso es solo para quien tiene el apetito: quien no lo detenta podrá usufructuar las más variadas oportunidades de mando, pero nunca conseguirá mandar.

Desde ya hace tiempo en la vida político Argentina se ha comenzado a experimentar la idea que la política puede ser una actividad capaz de gerenciarse, motivo por el cual los dirigentes comenzaron a incorporar dentro de sus filas a personas ajenas a toda vocación política, valla uno a saber si lo realizaron con la idea gerenciadora o propiamente electoralista.

En primer término se debe tener en cuenta que la política es una pasión y que como toda pasión, a mi humilde entender no esta sujeto a gerenciamiento. Y digo esto por que desde que tengo uso de razón no he conocido un solo dirigente que no sea un animal político. Un hombre sin tiempos libres ni vida privada, un enfermo de la materia que lo domina.

El poder y la política resiste a todas las reglas del management atento que en lo empresarial uno mas uno es dos y en la política no necesariamente dos mas dos es cuatro.

Hoy encontramos en los ámbitos Nacionales, Provinciales y Locales ya sea en el oficialismo y mas aun en la oposición una cantidad de personas bienintencionadas que equivocadamente piensan y creen que la política solo necesita buenos gestores.

Los gerentes, los gestores, las mujeres y hombres que no provienen de las estructuras partidarias o de las estructuras de la política universitaria son personas de ideologías blandas que por lo general siempre defienden intereses privados. Y estos últimos son los que se quieren definir como la nueva política, personas que siempre están preparadas para volver a su actividad privada en cualquier momento refunfuñando por donde puedan `Soy demasiado honesto para la política` o lo que es peor `Vi cosas feas y deshonestas y me fui`. 

Esta es la gran diferencia entre unos y otros, los militantes políticos no tiene donde volver por que pertenecen en cuerpo y alma a la lucha política, porque como diría Jorge Fernández Díaz quemaron las naves y los gerentes son demasiado cerebrales y tiene demasiado sentido común como para quemar las naves. Un militante no se mide como reacciona ante la victoria, sino como se recupera ante las derrotas.

Ahora bien ante este divorcio entre la política y la sociedad que se vivió durante todos estos años es donde se gesto estas nuevas minorías gerenciadoras de la política que ya ha quedado demostrado que el único resultado fue el fracaso. Por que no se le puede enseñar política a un negado; por que entender la política, entenderla de verdad es un don que se tiene o no se tiene. Es un saber que no se adquiere ni en los libros, ni en cursos, se aprende exclusivamente en la calle y con la gente.

He conversado mucho con este tipo de personas que creen que en la política solo se necesitan gestores y son capaces de encontrarle explicaciones y/o justificaciones de impecable lógica interna a cualquier situación o acción política, pero que a poco que se las mire nada tienen que ver con lo que el sentido común enseña y ante estos discursos de alta filosofía solo esbozo una sonrisa que pretende ser enigmática por que ya he dejado de discutir tonterías.

Sin embargo se podría decir que en buena medida es lo que está ocurriendo, esa es la virtud de los sofismas, apoyarse en certezas tan obvias como irrelevantes de la realidad para construir falsedades de apariencia trascendente.

Solo se cambia la historia cuando uno tiene vocación y apetito de realizarlo, ese apetito insaciable y ferviente que un frió gerente no posee. La política ya sea partidaria o estatal definitivamente nunca puede quedar en las manos de los no políticos porque desembocaría exclusivamente en un resultado conocido: El Fracaso.

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