La situación política dentro del radicalismo local toma mucha temperatura. En octubre se realizará la elección de autoridades geselinas con mucha expectativa. El salismo y el baldismo se enfrentarán por el sillón más importante de la UCR y, naturalmente, también de Cambiemos.
Comienza a levantar temperatura la pelea por el liderazgo de la UCR a nivel local. Es que, ya hay dos líneas irreconciliables que de seguro se enfrentarán en internas geselinas por el sillón más importante del radicalismo y, como consecuencia natural, también de Cambiemos.
Las cosas son así: hay dos espacios muy enfrentados y que no tienen posibilidades de arreglar. Por un lado, el "salismo" que probablemente llevará a Claudia Cima como referente, todo amparado por el "siempre candidato" Jorge Martínez Salas. Por el otro extremo, aparece el "baldismo" que se escudará en Antonio Luna, custodiado por el titular del HCD local, Luis Baldo.
En el medio, y con sorpresa, este medio se enteró que Alejandro Fresone, quien comanda una "tercera línea", no participará de la interna. El propio Fresone confirmó que desea la unidad y que sólo "ìrá a votar". Entonces, la interna quedará polarizada entre Cima y Luna.
¿Quien ganará? el radicalismo tiene un modo muy particular de manejarse -ni bueno ni malo, sólo particular (léase esta aclaración para evitar situaciones de malestar militante con este redactor) y las cosas no se saben hasta que se cuentan los votos. Lo que si es seguro es el perfil de cada candidato y lo que tienen para ofrecer.
Cima es la titular de la Anses geselino, es abogada de profesión y desde que dejó de ser concejal, mantuvo un papel "de baja exposición social". Sólo se la vio apoyando algo de la campaña de Fresone en las últimas PASO. De hecho, cuando Baldo y companía ganaron la interna del 2017, a Cima se le complicó porque se barajó la posibilidad de que Damian Feola (del PRO geselino y más cercano a Baldo) ocupe su lugar en el organismo de previsión social. Las cosas quedaron luego en "stand by" y Cima quedó ratificada en el puesto.
Claudia tiene tres ventajas: es mujer (eso, últimamente, cae bien en el electorado), es radical de siempre, conservadora y esposa de un ex intendente (Fernandez Heredia, hoy fallecido). Además, viene exponiéndose poco en los medios y eso le permite renovarse sin aburrir al electorado.
Tony Luna, por su parte, fue el principal operador político de la campaña de Baldo en 2017. Manejó desde enlaces internos, relación con los medios y cuestiones políticas partidarias. Es de la confianza de Baldo e inclusive, en el colectivo imaginario del círculo político geselino, se lo imagina como candidato a intendente en el 2019.
Tony también tiene lo suyo. Es un radical de siempre, pertenece al grupo ganador de las últimas elecciones, tiene el apoyo de Cambiemos y expectativas de ser jefe comunal. Es comerciante desde hace años, y sin muchos roces en la sociedad. Es un dirigente con relativa buena imagen, sin aparentes manchas.
El apoyo de los senadores, diputados, intendentes (entiendase a Martín Yeza, intendente de Pinamar) y el Gobierno provincial provocará un desequilibrio para algún lado u otro. Las elecciones son en octubre, y generarán un interrogante para la fuerza oficialista, en miras de hacerle frente al barrerismo en el 2019.
