Martes, 23 de Abril Villa Gesell

Política y coronavirus

Lunes, 30 de Marzo

El intendente elevó su imagen y aceptación ante las medidas por la pandemia: entérate cómo lo logró

El jefe comunal tiene un pico de imagen positiva alto en tiempos de coronavirus. Su forma silenciosa y, haberse puesto al frente de la batalla geselina contra la pandemia, lo posicionó ante el general de la comunidad. Entérate cómo logró ese punto favorable que le sirve para relanzarse.

Gustavo Barrera gozó siempre de una imagen social positiva. Esto es una realidad, "le guste a quién le guste", parafraseando al dicho popular. Tal vez por su perfil, su apellido, su procedencia, o vaya uno a saber por qué, el jefe comunal siempre estuvo bien visto por los vecinos, más allá de la elección en la urna de cada uno de los residentes. Despejada esa premisa de base, lo cierto es que Barrera consolidó, de forma involuntaria, los números personales en plena época de coronavirus. ¿Cómo lo hizo? El intendente venía de un verano convulsionadísimo, con el asesinato del joven Fernando Baez Sosa en manos de un grupo de rugbiers, que puso a Villa Gesell en el centro del debate nacional. Sin pedirlo ni pensarlo, el Gobierno local fue foco de reproches y exigencias lógicas luego de tan terrible hecho. El asunto de Fernando perdió, poco a poco, la primera plana de los medios. Y de repente, apareció el peligro de la pandemia por el coronavirus. Fue una posibilidad de repartir y barajar de nuevo para la administración local. Y honestamente, Barrera no lo desaprovechó, aunque no lo haya propuesto de esta forma. ¿Pero por qué viene logrando resultados parejos y satisfactorios en relación a su imagen? Simplemente porque se puso al frente del peligro en la ciudad. Como todo argentino promedio, el geselino responde a una figura paternalista, donde "papá" nos resuelve y provee de todo. Eso no es algo malo, ni bueno, simplemente responde a una idiosincracia argentina. Mismo ejemplo para el Presidente de la Nación: todos esperamos que nos diga QUÉ hacer, es como nuestro "papa platónico". Barrera fue hábil desde el primer momento del peligro por el coronavirus. Dejó la parte secundaria de la gestión de lado y rápidamente organizó un operativo local para combatir la pandemia. Respondía, entonces, al mismo precepto paternalista del argentino promedio. Nadie podría ni podrá decir que el jefe comunal no estuvo al frente del problema, al menos en la arena local. Concurrir con el jefe de Gabinete al ingreso sur (del paseo 139) para responder personalmente la demanda local que evitara el ingreso de turistas, acudir al hospital para dotarlo de insumos, disponer un micro para llevar el personal, "arremangarse los pantalones" en época de crisis, entre muchas otras acciones, fueron las gotas que terminaron de llenar un vaso deben imagen para el intendente. Incluso, la delantera del intendente fue tan fuerte que obligó a la oposición (Baldo y compañía) a buscar protagonismo: primero con la realización de una mesa de Ayuda Integrada de la que pretendían participar para poder manejar los recursos del Estado y luego con la iniciativa para que los ediles donen parte de su sueldo a fin de comprar un respirador para el hospital, algo que responde a una mera explosión periodística. Con el miedo de contagiarse en sus pensamientos, los vecinos hoy celebran al Gobierno (lo hemos visto en esta redacción con personas conocidas que jamas observaron con buenos ojo al peronismo). Sin embargo, lo real y certero es que se trata de una foto de cuarentena. Cuando el peligro pase, luego de algunos días, la ciudad volverá a tener sus problemas de siempre, y el debate se centralizará sobre otra cuestión. Allí, el Gobierno local deberá someterse nuevamente a la opinión comunitaria.

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