Viernes, 26 de Abril Villa Gesell

Sesión extraordinaria

Viernes, 17 de Septiembre

La diputada Segarra, ciudadana honoraria

El HCD homenajeó a la dirigente del Frente para la Victoria, quien durante la dictadura militó desde su posición de estudiante y participó en protestas, entre compañeros que luego fueron secuestrados y asesinados en la histórica “Noche de los lápices”. Tras exiliarse en París, regresó al país y nunca abandonó la lucha por el “no silencio”, siendo defensora de los derechos humanos y concretando proyectos desde su banca nacional.

La diputada nacional Adela Segarra fue distinguida por el Honorable Concejo Deliberante y nombrada ciudadana honoraria de Villa Gesell, durante la sesión extraordinaria que se celebró ayer por la mañana, con la concurrencia de unas cincuenta personas.

La sesión comenzó pasadas las 11, y en primera instancia tras la apertura reglamentaria, tomó la palabra la presidenta del bloque justicialista Mabel Llompart, quien leyó un discurso rememorando parte de la historia Argentina, en años tristes cuando el país fue vapuleado por dictaduras militares.

Llompart inició haciendo referencia a la "resistencia peronista" en la década del ‘50, cuando los seguidores del general Juan Domingo Perón sufrieron barbaries por parte del gobierno de facto, desde donde privaron que se exponga el nombre, el escudo, bandera o cualquier signo semejante que recuerde a Perón o a Evita.

A continuación describió la "Noche de los lápices", el horroroso secuestro de ocho jóvenes que reclamaban el boleto estudiantil en La Plata, el cual la junta militar había quitado, impidiendo que muchos jóvenes de bajos recursos no tuvieran movilización.

Esa reprimenda militar la sufrieron jóvenes que luchaban por sus ideales, y que fueron privados de cualquier tipo de encuentro, les impidieron la libertad y fueron secuestrados, humillados, torturados, e incluso asesinados.

Llompart expresó "Adela Segarra defendió los derechos humanos, resistió con el no silencio denunció desde su exilio en Europa y en Latinoamérica, por eso la declaración de ciudadana honoraria", y luego enumeró actos y proyectos en los cuales la diputada nacional participó e incluso creó.

Por último, Llompart mencionó las importantes acciones de la juventud peronista de Villa Gesell, que en distintos puntos de la ciudad está recolectando firmas para apoyar a las "abuelas de plaza de mayo" para el Premio Nobel de la Paz 2010.

A continuación, Adela Segarra emitió palabras y sostuvo estar feliz de visitar Villa Gesell. "Compartí en esta ciudad muchas charlas con compañeros, sobre todo en los '80, con Mabel (Llompart), Yeye (Tavarone) y muchos más que no quiero ir nombrando por si me olvido de alguien", inició.

Segarra comentó "estoy orgullosa de haber estado en una generación que mediante la política intentaba transformar la realidad, porque siempre tuvimos la convicción de que podíamos hacer de Argentina un lugar mejor, que teníamos las herramientas para lograrlo".

La diputada nacional se refirió al accionar en aquél entonces "podíamos renunciar a honores pero nunca renunciar a la lucha, como Perón o como Evita, había que comprometerse y no se nos ocurría que la política tenía cargos, sino que postergábamos lo material para dar el ejemplo".

Para finalizar, Segarra señaló "mis compañeros que desaparecieron siempre me acompañan en cada acción pública, y aún hoy los extraño. Este es el momento de seguir con la memoria vigente, porque hoy tenemos una política que reivindica aquella lucha y es una oportunidad histórica".

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  • Un exilio obligado

    En 1976 Segarra atravesó un momento crítico, siendo aún muy joven y estando en edad de secundario se quedó sin su compañero de vida, Joaquín Areta, padre de su hijo Jorge Areta, con quien debió emigrar y exiliarse en París para poder estar a salvo de los militares. A pesar de su corta edad, Segarra lucho por el "no silencio" y continuó denunciando el padecer de su país, tanto desde Europa como desde países latinoamericanos como México y Cuba.

    En 1982, aún cuando reinaba el proceso, Segarra volvió a la Argentina y se escondió en el conurbano. Finalizó sus estudios secundarios y luego egresó graduada como asistente social. Actualmente es diputada nacional por el Frente para la Victoria y continúa con su lucha incesante.

  • La noche de los lápices

    El 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes secundarios platenses son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años.

    La ciudad de La Plata, que había sido ciudad Eva Perón, era entonces el reino del general Ibérico Saint Jean, autor de la inolvidable frase: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos".

    La "Noche de los lápices" resulta uno de los puntos más infames de la dictadura cívico militar de esa Argentina ocupada de 1976.

    Noche negra y emblemática que no casualmente ocurre un 16 de septiembre en que se recordaban los 21 años de la autodenominada Revolución Libertadora, que a sangre y fuego destituyó al General Perón.

    La mayoría de los estudiantes secuestrados provenían de hogares de clase media. Ellos no tenían impedimento económico para pagar el boleto de colectivo, pero sabían que había muchos de sus compañeros si lo tenían y que había que conseguir el boleto estudiantil para todos.

    Comenzaron a organizarse en cada colegio y del colegio al barrio y de ahí a la zona y nació así la Coordinadora de Estudiantes Secundarios que nucleaba a miles de ellos.
    Cuando asumieron en 1976 los dictadores estaban convencidos que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Los desaparecidos entre 13 y 18 años suman 250.
    La lucha, la movilización y la solidaridad no eran virtudes para los usurpadores del poder. Cárcel, tortura y desaparición fue la respuesta de los genocidas.

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