Sábado, 24 de Mayo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo

Elección

¿Qué es lo que caracteriza a la condición humana?, muchos dirán la “inteligencia”, otros, su autoconciencia y terceros, sus emociones, ahora, si debiéramos elegir a una de las variables citadas ¿con cuál te quedarías?, sin lugar a dudas que la –animalidad- heredada en términos de instintos la más peculiar y la más pertinente porque las emociones son herencia de esa animalidad y presente como “sede” de nuestras experiencias, ellas poseen una fuerte representación de lo que “somos” y por lo tanto, nos llega, nos marca, nos moldea, así, un  -animal- está inscripto en la capas más profundas de nuestro cerebro, que dice, señala, concibe que el hombre -no es- el animal racional como se insiste tanto sino que ¡es! emocional  pivotando en lo que- somos- y determine, lo que “vivo” y no tanto lo que “pienso”, vivencia emparentada con las terminales nerviosas del cuerpo en  -contenidos-, sucediendo en un “alguien”, en un “sujeto” y en una “persona”. 


Algo que “saben” los políticos porque sus acciones, encuentros, fotos y discursos apelen a esa parte profunda del cerebro como sede de lo emocional, por lo cual todas las acciones señaladas busquen llegar a esa zona tras un efecto concreto: ¡manipular! al militante, bueno, este ya está convencido, centrarse en el partidario donde se debe trabajar un poco más y al simpatizante para que deje de serlo, porque el dictado de las ideas lo dicte la “emoción” y para ello la dosis permanente del relato, fotos, apretón de manos etc. para asociar personas y partido, ¿corolario? ¡soy el partido y punto! El animal queda preso entre consignas, banderas partidarias convencido que supo -elegir-, pero si el abuelo “fue” como su papa también “es”, y parte del barrio en donde vive -la mayoría- pertenezca al mismo partido, entonces, ¿puede decir que ha elegido?, ¡claro que no!, pero la acción manipuladora le hará creer que ¡sí!, que ¡has elegido partidario mío!


¿Qué efecto busca el manipular?, ponerte cosas, ideas, imaginarios en el cerebro y para ello apele a tus sentimientos y hacerte creer que es una decisión tuya, tal ser su sentido, para ello  también la usual táctica de la “victimización” porque ella provoque solidaridad, lástima, pena e identificación con la persona lastimada, ¿no ha notado usted que cuando le piden una “monedita” en la calle quien se la pide, un gesto de pena en su rostro se dibuja y la “pide” con un acento lastimoso?, nadie duda de su condición menesterosa como tampoco del “acting” que realiza, mire usted de cómo se ha utilizado políticamente a nivel mundial el -holocausto- por el gobierno de Israel que se llega a asociar al país con la “eterna” condición de víctimas, y disocie su condición victimaria-nazi-asesina del pueblo palestino.


Y usted dice, cree y cuanta afirmación más -que elige- pero vayamos en serio, ¿usted eligió nacer, eligió a sus padres y hermanos, nacer en tal país y su respectivo continente, al barrio donde paso su niñez y a la escuela primaria que fue?, y mientras crecía recibía millones de cosas, datos, información de todo tipo de las cuales -no es- consciente pero que no son “pasivas” sino que actúan en usted, después, adolescente-adulto dice elegir, mire ¡no sigamos más!, solo haga un pequeño ejercicio, fundamente de por qué elige cualquier mínima e insignificante cosa, color, tipo de comida, serie de tv, de por qué le gusta algo etc., sea riguroso y llegue al “laberinto” del por qué de su porque, usted -no está- acá para elegir sino que es elegido juntos con otros, (masificado) y hacerle creer ¡que elige!, tal es el manipular, ¿la ruptura?, debe llegar al señalado laberinto ¿y después?, otro nuevo libertador recorra la tierra, pero no será usted si es militante. 

Juan Oviedo

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