Sábado, 20 de Abril Villa Gesell

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Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

Caverna

Todo el mundo sabe o al menos escucho a terceros acerca de la "alegoría de la caverna" en Platón, algo que la cuarentena la hace vigente y posicione su sentido alegórico como una realidad que nos va atrapando poco a poco.

Claro, usted interprete clásicamente a "la caverna" como la cuarentena y el mundo real, el de cabal vida compuesto por el mundo del afuera, pero permítame planteárselo al revés. Donde la caverna implique ese afuera compuesto por el mundo de terceros, los mandatos, los deberes, los dichos, o una realidad ficticia tomada como verdadera, mientras, que el mundo real, el verdadero mundo lo sea usted, pero claro, hablamos de una realidad a la que debe descubrir.

¡Que estamos diciendo?, que el afuera no permite ponerse en contacto con usted y por ello usted, termine teniendo una opinión de sí mismo, una creencia, una aproximación pero no un saber cabal de su sí mismo, el afuera posiciona una apariencia porque debe responder a las diarias exigencias de ese afuera, trabajar, obedecer, actuar conforme a lo que se le exige etc. ,algo que deja como deuda el vínculo para consigo mismo, conforme a lo que se "es" y poner distancia con vivir acorde a lo que se debe.

Toda la tradición milenaria ha señalado la importancia de una frase y sea el "gnóthi seautón" o el conócete a ti mismo, se trata del autoconocimiento como sabiduría filosófica, y ya más centrados en nuestro tiempo - el S. .XX - Heidegger destaco al "Das man" como la expresión de un tipo de vida inauténtica y banal, al vivir sujeto a los terceros mundanos del se dice, se usa, se afirma, se actúa etc., a vivir pivotando en el afuera.

O como supo sostuvo Sartre con la definición de "la serialidad", se trata de un tipo de relación humana en la cual cada miembro aparece como sustituible por otro o sea, como indiferenciado y cualquier persona es vista como equivalente a otro, la cosidad ronda y la persona ya no es ella sino otra. También el célebre Marx supo abordar este fenómeno del hombre que deja de ser él mismo para ser según otro desde la vista de la producción, al que definió como hombre alienado.

Por mucho que nos pueda sorprender, también Foucault vio los alcances de la importancia de la mismidad como algo valioso para cada sujeto y no se pierda de sí, con el "cuidado de sí mismo", señalo la actitud del sujeto que busca conocerse para contraponer a una subjetividad hecha desde las relaciones de poder y a las que debe deconstruir.

Aquel " conocimiento de sí" , hoy sea satelizado por tendencias espiritualistas, religiosas, y toda una gama de recursos y técnicas apuntando a ese vector de cada uno como fundamento del ser más propio, esencial y original.

Pero ¿cómo te conoces a ti?, el saber de uno como lo supo consignar Sócrates, que era el único saber al cual consideraba pertinente, y fuente del "solo sé que nada se", ese cabal saber era posible por la Mayéutica pero con el trasfondo del alma al cual la persona ignorante "acudía" a ella para develar tal saber, era sabiduría, saber filosófico, entonces, se estaba ante aquel que "arroja luz".

Ahora, el egoísta, bárbaro, pendenciero, trepador, vivo, ventajero, podrán hablar bien pero no actuar bien, jamás arrojarán luz ni serán mojones para nadie porque siempre pivotarán en torno a esa forma de ser, ¿saben ellos lo que ellos son?, si, claro que si, ¿quisieron ser eso?, no se puede saber, pero si se puede saber una cosa, que sucumbieron fácilmente a esa condición tóxica de su estar y hacer mundano o el efecto de la caverna presente como totalidad.

La caverna hizo de usted un: Das man, un sujeto serial, un cosificado y alienado, ser desde un proceso de subjetivación que no eligió, y ahora, ideología de por medio, proponga videos, frases, fotos o formas de entretenimiento para enfrentar el aislamiento y la cuarentena o sea, buscar domesticación y atemperar las molestias, ansiedades, iras, que tal forma de aislamiento provoca.

¿El desvío?, que vea normal sus reacciones y junto a ello, la otra pandemia de ayuda pertinente (brujería, charlatanería e idolatrías) para ser contenido, incluido, amansado pero nunca jamás para que pueda concebir la realidad del afuera, como la de una caverna.
Juan Oviedo, filósofo y profesor geselino

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