Jueves, 28 de Marzo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Una ilusa ruptura

Opuesto -a las invisibilidades señaladas- hay de por sí una actividad más que socializada en Villa Gesell ¡y visibilizada!, se trata de "la artesanía local", una capacidad productiva con un bagaje ¡ideológico de fondo!, haber recuperado en aquellos años sesentistas, su propio espacio y ejercer identitario en el colectivo local.


El recordado Gonzalo García (artesano él) supo señalar “ La feria de los artesanos se hace aquí en el año 81 por un decreto del Intendente de ese entonces (Pidal), el que logra hacer la lucha para esa feria es "Toni el principito", estaba también Mirta Pitreli, el gaucho Crespo, gente de Bs.As., etc. pero la realidad artesanal de Gesell no comienza con la feria, ¿sabes qué pasa?, que la burocracia convirtió una actividad cultural de actividad artesanal ¡en feriantes!, entonces nos ven como feriantes de alguna manera. La artesanía -es a pesar de la feria o sin la feria-, ya que acá se empezó a trabajar en forma cooperativa, en cofradías en la Galería Combo en el año 64. La artesanía urbana de folclore hippie empieza en Gesell no empieza en otro lado, acá empezamos nosotros y después se expandió en todo el país”.


El sesgo ideológico -es ese folclor hippie- señalado por Gonzalo y consistió en "una práctica de subsistencia" con un ideal de fondo, alejarse de las condiciones clásicas de la producción capitalista, romper con la formalidad burguesa. Desde su origen californiano  las inquietudes de aquellos jóvenes en los años sesenta, ¡genero un nuevo paradigma! esparciéndose por todo el mundo, mutando en formas culturales novedosas, como la cultura pop, el dejarse la barba y el pelo largo cuan forma contestataria a la formalidad reinante en las oficinas, y  usar ropa de colores, rompiendo con el clásico vestir del traje negro o gris con sus respectivas corbatas. Nuevos símbolos emerger, como las flores "ellos eran los hijos de las flores" y consignas como "no hagas la guerra y sí el amor". Devenir una nueva concepción musical y ruptura de estereotipos para convergir en el ¡mítico festival de Woodstock!.


En Villa Gesell, los hippies -fueron personajes- por excelencia a finales de los sesenta y también a comienzo de los setenta, constituyeron parte de la historia de aquella Villa  ¡totalmente diferente a la de hoy!, no obstante, la línea mixturando "hippies y artesanos", cuan sinonimia, se gravó en el imaginario del turista.


Los artesanos de hoy, con su presencia actual, son un recuerdo lejano de aquellos personajes de la década setentista, y  no es casual que la más antigua e importante feria de estos artesanos de Villa Gesell, continúe siendo llamada -por los turistas- "La Feria de los Hippies" o el  nombre de fantasía del shopping en Mar de las Pampas se denomine "Aldea Hippie".


Hace décadas que el  artesano -cargando con tales raíces- se  diferencio de las mismas e irrumpió en el mercado con sus producciones manuales trabajando metales, piedras, ropas, sandalias, zapatos etc., pero -la espada de Damocles- de este trabajador manual "fue, es y será" la comercialización de sus productos si no cuenta con un local propio para vender sus artesanías.


Entonces, ¿de qué no pueden los artesanos escapar?  -de la ley del mercado-, y si hemos considerado principalmente "un trabajador" al artista, al mismo escalafón pertenezcan los artesanos,  y sufrir el  acechado de la señalada "espada de Damocles", con una íntima inquietud: que sus productos devengan mercancía masificadas como parte de un desarrollo económico, pero utópico si nos situamos en esta región que experimenta el invariable ciclo de la estacionalidad y por ello, sufrir su recesión.


El artesano geselino como el artesano en su generalidad, se reivindicó a sí mismo de la degradación histórica que sufrió entre los siglos XVII y XVIII tras su progresiva separación -del arte-, pero más allá de esto, constituyan una subjetividad sin poder escapar: "de la explotación del sistema", algo que destruye su íntima ilusión "que ser artesano", rompa con ello y lograr espacios de libertad como quiebre a la alienación que el sistema capitalista posiciona o en otras palabras, experimente cruelmente ¡la ilusión de su ruptura!

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

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