Viernes, 29 de Marzo Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Un narcotizante: la gente

"Ganarse la verosimilitud" es algo -que litiga- a estereotipos conceptuales cuyos  contenidos -son elaborados y dichos- bajo el modo "piloto automático", "cassette declarativo" o "zona de confort". Se trata de contenidos pre establecidos y que en el fondo ¡no aporten nada! en atentos oyentes, porque tal discurso es confeccionado para ciertos - destinatarios- con una finalidad concreta, mantenerlo seguidor -y mimeticen- tal decir en verdades cabales, por el cual tales seguidores ¡ saben de antemano -lo que se dirá-!. Pero y esto ¿no es verosímil?, ¡no!, lo verosímil apunta hacia algo "más adelante" y todavía no ha ocurrido, posiciona un futuro -que aun- no se sabe si pasará.


Las declaraciones de los candidatos cuando manejan "contenidos" como válidos e indiscutibles, parten de un trasfondo conceptual de carácter cuasi axiomático.


Así, -verdades clarificadas, verdades reveladas, verdades de toda naturaleza-, alejan a lo verosímil en tal discurso, por "la naturaleza" que emboba, embota, anquilosa y el -halo  sagrado- de quien lo dice. Todo ello para posicionar ¡lo mismo! y logre sus efectos, que al no existir desafío alguno, no genere actividad intelectual ante el rumiar "de lo mismo" en el pastizal conceptual que los seguidores consumen -y aletargados- sigan el repetir del mantra narcotizante.


¿Cuál es ese decir, ese foco que estamos señalando?, es el de ¡la gente!.


Hoy más que nunca -la gente-, es el eje que justifica ¡el hacer esto, no hacer aquello o lo otro! por parte de los candidatos, "la gente" es la instancia santificada del decir y vociferar mediático de nuestros  políticos, estos están en donde están "por la gente", pero se trata de un decir -asignificativo- si se tiene en cuenta que este país, se encuentra -¡en franco proceso de deterioro y declive durante décadas!-, así, nuestros representantes, dirigentes y candidatos como funcionarios, actuando en nombre "de la gente", suene ¡a una absoluta burla!, y  en la medida que la misma se perpetúe, es porque -no habrá resquicio para algún grado de verosimilitud-.


Esto instalado del hacer, hablar y quehacer político -pivotando en "la gente"-, y que no es cuestionado por nadie, ha invisibilizado la decadencia por las acciones marketineras  que han tergiversado el significado de "la política" como cabal destino de la gente,  presentando la figura -del político- como servidor de aquella. Sin embargo, por quedar atrapados en ese tergiversar hallemos el motivo de la presente calamidad en este país, que "la gente", termina siendo funcional -al servicio- del político.


Por eso los discursos son para impactar en el colectivo de los seguidores, mantener las mismas pautas, reforzar los condicionamientos de siempre y alejar -la sospecha- que lo verosímil pueda significar.


¿Sabes que significa lo verosímil?


Contar una historia donde su final puede "ser verdadero", pertenece a la definición aristotélica  que determina el sentido de la "poesía trágica" y así, provoque catarsis en el espectador, por eso el discurso de los candidatos pivotando "en la gente", jamás logre sospecha alguna y se cuele con sigilo lo verosímil, pues el sentido de los discursos no busquen despertar nada distinto sino hechos para seguir ¡narcotizando a la gente! con su corifeo de fondo.......... "¡vótenme, que no los voy a defraudar!". Quien habla en nombre de la gente TE MIENTE.

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

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