Viernes, 19 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Adoctrinamiento

Una docente ha sido acusada de "adoctrinamiento" en el aula escolar y como consecuencia de ello ¡ha sido suspendida!, entonces, como primera medida para entender lo que sucede se hace necesario aclarar algo: ¿qué significa adoctrinar.


Es dar ideas e instrucciones a equis personas sobre ¡cómo tiene que entender, interpretar y valorar o la mirada unidimensional! esa que se busca posicionar.


Cuando se está en la aulas -las ideas de fondo- que el saber implica, están sujetas a un principio universal, ¡que a las mismas se las entienda y se interprete cabalmente sus significados sin distorsión alguna!, acto seguido, viene la postura del alumno, estudiante, educando acerca de lo que ha entendido ¡si está o no de acuerdo!. Pero eso es la esfera privada del sujeto e inviolable de por sí,  ahora, si se insiste en condicionar esa esfera privada en el sentido que debe -si o si- a pensar, concebir y  actuar en una dirección determinada, típico de todo pensar unívoco, tal intervenir en donde -no se debe intervenir-, es e implica lo que se entiende por adoctrinamiento.


-El adoctrinamiento- es una instancia "alienante" en aquellos que no quieren, buscan o desean tal manera de pensar impuesto ¿y porque es alienante? porque coarta la suprema condición que debe ser "inalienable", la capacidad de pensar, sentir y ejercer voluntario desde si, desde cada sí mismo, y que en este caso particular ¡de los alumnos!, tratemos con individuos en edad escolar bajo la impronta del ejercicio de la autoridad de un sistema educativo   -al cual todo docente- ejerce como tal.


Pero el adoctrinamiento no puede ser resumido esos casos particulares "de haberlos", hacia un partido, apellido o no, sino que hay algo -más profundo y sustancial-, "el sentido de la colonialidad" reinando en las estructuras académicas de este país y en toda Latinoamérica, al considerar "al pensamiento europeo" como base de un saber "competente, verdadero, real", relegando otras formas de conocimiento que tienen por eje -un vínculo- con los pueblos originarios. Pues todo el saber, todas las currícula primaria, secundaria, universitaria partan de esa concepción de saberes ¡netamente europeos! y tan naturalizados, que nadie en particular, cuestione, señale o se escandalice, por el atropello de invisibilizar -lo no europeo-.


Y para terminar, no hay apropiación de conocimiento sin sujeto presente, porque todo saber es algo personal, individual y privado, y por lo general "entidad invisibilizada" por el alumno, pero cuando la persona detrás del alumno -emerge-, puede llegar a desenmascarar a autoritarios e individuos afectos al pensamiento único, y crédulos -del mesianismo- en el país, un develar que nos dice que la clase "la dio el alumno".


Salve a aquellos del ¡Sapere Aude!


 

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

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