Jueves, 18 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Aunque la mona.....

El refrán que dice "aunque la mona se vista de seda, mona queda", es aplicable en sujetos que desean dejar de lado o superar -cierta presencia indecorosa- y que no han aprendido ese buen gusto, decoro y sensibilidad, por tratarse de cualidades "no innatas" sino adquiridas por aprendizajes, y al ignorar, los aleje de un sentido distinguido como supo ser -lo hedónico-   como antigua escuela ejercida en la antigüedad.


Lo recordamos, fue una escuela filosófica que consideraba "el placer" como el único y supremo bien del existir humano, de modo que ¡la satisfacción! se convertiría en el -único fin y fundamento de la vida-. Pero no solo abordó "a lo físico o lo sexual", sino también  a los placeres del espíritu como también -a la ausencia- de sufrimientos.


La idea de fondo que rodea -el sentido de lo hedónico- es el de "la propia construcción" ante una herencia recibida como significa -nacer en un lugar, sociedad, ambiente, familia, sin posibilidades y carentes- y busque refractarlos, por ello la decisión de "no sucumbir" en modo alguno a herencias calamitosas será loable. Lo interesante, es que aquello que no colabora -con las expectativas del propio sujeto- la relación "hedonismo-placer" posicione un sentido revolucionario, ¡el reconstruirse!.


¡La necesidad de producirnos y realmente lograrlo!, nos hable de cierta opulencia en cada uno de nosotros y combatir "lo que no nos representa, lo que nos anula y nos combate", así, nos erigimos contra esa herencia porque lo que "deseamos ser" -será mucho más determinante- que lo heredado como tal.


Traslademos lo dicho a la "Fiesta de la Diversidad Cultural" y realicemos una correlatividad, alejándonos de lo personal para centrarnos en uno más general -Villa Gesell-, así, vayamos a los títulos hedónicos de la gratificación: Las localidades del sur con ocupación plena. Diversidad: la paella a puro sabor y color. Gran  show musical. Las instituciones geselinas participaron hoy del tradicionales desfile de carrozas por la avenida 3. Cerca de 2 mil geselinos le pusieron color a la fiesta. Villa Gesell se viste de fiesta etc.


¿Qué se busca combatir?, si se piensa que es por "la recesión" no lo es, porque esa fuente de pobreza y marginalidad no podrá ser desactivada -jamás-, por el modelo económico vigente, además -la fiesta-, ¡jamás fue concebida para el geselino! sino que en su origen  fue parte de un servicio a los turistas presentes en esa época del año, para el alquiler de inmuebles -en la temporada a iniciar-.


Siempre fue parte de "la necesidad" de las fuerzas comerciales posicionar a Villa Gesell como destino a ser elegido, primero fue fiesta local, después provincial y por último nacional, y junto a ella "las restantes fiestas". Ahora, jamás se posicione -un sentido- diferente al destino trazado de "ser un balneario", ¿y eso que significa?, que beneficiará a los dueños de los servicios, y por ello el virtual hedonismo a ejercer, no será ¡revulsivo! sino -conservador- por estar al servicio del visitante, un sujeto complaciente con su "sí mismo" al cual pudo elegirse como tal, con su virtual acompañante de siempre, su poder adquisitivo y su disposición a consumir.


Y esto rompa con el sentido -del hedonista particular- que hemos señalado, pues este hedonismo "es colaboracionista" con los intereses del balneario llamado Villa Gesell, distinto -al colectivo- Villa Gesell, ese hedonismo no será ejercido para revertir fuente alguna de carencia en el colectivo y de lugar al refrán de "la mona aunque se vista de seda, mona queda".


Así, los colores, los sabores, los sonidos, el consumo, la presencia de miles de turistas, no podrán generar un cambio en esa herencia que el balneario significa, ese "querer ser", no será posicionado y aleje  a Villa Gesell de su propio construir!.


Entonces, la magia no ocurre y no se transforma la pobreza, el propio dolor, la sufrida desigualdad y la consecuente miseria -que todas las diversidades- con el correr de las décadas ¡vienen provocando!...... 

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Más columnistas

Ver Archivo