Viernes, 19 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía local

La navaja de Ockam

¿Qué sucede si alguien le habla acerca de los Unicornios, del canto de las Sirenas o del mundo de las Ideas de Platón?, usted seguramente me dirá que se trata -de entidades- que habitan el mundo de las palabras, del lenguaje, pues se trata de entes que "no pertenecen" a un mundo concreto como puede ser una roca, un árbol o un estadio de fútbol porque usted jamás vio a Unicornios, ni sirenas, ni nada platónico -en el mundo-.


 


La navaja de Ockam fue una excelente propuesta para cortar la cadena de nombres y definiciones y "la ontificación" que de ella se hacía, por eso su lema "no multiplicar los entes innecesariamente", significaba liso y llano límite -al lenguaje- que no estuviera representando una cosa concreta y una razón más para decantarnos por una explicación en lugar de por otra.


 


Originalmente vino a allanar la disputa respecto de los conceptos universales, como  “belleza”, "bien", entre quienes creían (nominalistas) que esos conceptos y lo  referido a géneros y especies, son solo -entes de razón-, ideas  que no existen en sí mismos, por el contrario, otros sostenían (los realistas) que esos conceptos "universales" tenían -una existencia propia y real- y que no eran tan sólo palabras. La navaja de Ockam cortaba la existencia de todos esos "entes conceptuales", y artilugios teóricos que no tuvieran su correspondencia en el mundo -de lo observable y experimentable-.


 


Nacemos en un lugar plagados "de realistas", en un país que ha adoptado los conceptos universales, pero a la hora de aplicarse ese concepto como real ¡falla!, y ¿por qué decimos esto?, porque si a usted le dicen que -su país- ¡es soberano!, entonces, con tal  definir se entiende que nadie puede inmiscuirse en sus normas, leyes etc., no obstante, viene "un míster" y compra hectáreas, se apropia de un lago e impone su ley apoyada por un ejército propio, más la confabulación protectora de las autoridades de la región, policías, jueces, políticos, entonces, ¿de qué soberanía estamos hablamos?.


 


Por el cual "la soberanía" en este país, -no es algo real en esta zona-, no existe como realidad, lo que torna "sin sentido" que haya manifestaciones -en su nombre- como las que están ocurriendo en el sur del país hace años, lo que muestra en el fondo que -los manifestantes-, son víctimas de una confusión -que el realismo-impartido les ha provocado, pero especialmente la ¡no aplicación! de la navaja de Ockam, porque "la soberanía" ¡no existe como realidad!, sino solo en el lenguaje.


 


Si no hay alguna entidad (Estado, gobierno) que tome medidas concretas en apoyo a eso llamado soberano, solo estaremos frente a  una palabra sin contenido empírico, por ejemplo, "el míster" se mueve ¡soberanamente!, no permite que se circule en sus dominios sin su permiso, la soberanía no es una declamación pues -sin una base concreta- de acciones que la delimitan y definan como tal, es mera irrealidad.


 


Pero solo se trata de soberanía o ¿hay algo más?, ¡gobierno, otro ejemplo!, pues ¿qué significa gobernar?, es imprimir un control acerca  de algo pero cuando -ese algo- no se controla, implica que "no se gobierna", y  -usted acertó-, si piensa en "quien nos gobierna":  los precios y la inflación, eso es lo que nos gobierna, ahora, ¿quiénes -son- los que están detrás de los que nos gobierna?, empresarios, pues ellos están detrás de eso y algo que pone en la palestra a otra nueva definición realista: democracia, lea el aserto de la misma, ¡poder del pueblo!, y cuando decimos pueblo, ¿qué queremos decir?.


 


Y para terminar , vayamos a otro realismo "Educación", sin embargo, -lo que existe- son edificios llamados escuelas y colegios, mire, se lo resumo en la siguiente paradoja y es "repetir para no repetir", que torna a los alumnos -tanto de primaria como de secundaria-, en analfabetos del pensamiento y en algo peor: ¡ignorantes de su ignorar!.


 


Mirar, analizar e interpretar desde la navaja de Ockam, nos aporte claridad y "no ser presas" de la verborragia realista, obnubilada por su propio decir pero -desnuda- de un mundo concreto.

Juan Oviedo, profesor de filosofía local

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