La imposición del "arbitrio cultural", como significa "la historia oficial" iniciada con su fundador y su mirada visionaria, ha sido posicionada por textos -canonizados- los que narran la travesía utópica y creadora de la -nueva sociedad-, con lugartenientes compartiendo esa mirada prometeica -pioneros-, destacando su "presencia luminosa" en su lucha contra -la inhóspita naturaleza- ¡y a la que someten!, como resultado de sus esfuerzos heroicos cuasi sobrenaturales, y destacar el espíritu solidario del "todos con todos" para compartir un destino en común, lo que posiciona -valores comunitarios-.
Tal es el narrar -fabuloso- acerca de los orígenes del lugar según textos canonizados, nos referimos al "Domador de Médanos" de Dante Sierra 1969 y "La Historia de Villa Gesell" de Omar Masor 1975 .
Un mensaje subliminal se instala y es "la del sentido moral" e instancia necesaria y superadora de todo -egoísmo particular-, fundamental argamasa para que ese mancomunar -ese todos- pueda llevar a cabo, la construcción de la "utopía" llamada Villa Gesell (antes nombrada como "las dunas de Juancho", y después, "Villa Silvio Gesell ), y legalizar dueños, sentidos comerciales, una base social -cuyo corolario- será la diferenciación social "prometeica" y originada por aquellas décadas.
El ámbito cultural del pueblo "no" hace mención de la jerarquía inaugural instalada por la generación de -narraciones y relatos-, posicionados oralmente cuan "verdades reveladas" y potenciadas al divulgarse "en textos" y glorificados por el Museo de la Ciudad, y a modo de un manual escolar, naturalizó lo narrado y determino cómo -un saber-, subjetividades cuasi verosímiles-, y establecidas como "real".
Entonces, la pregunta ¿cuál es la violencia simbólica, presente en Villa Gesell?, posicionar el relato como "histórico" cuando es historicidad y sin mención alguna de la ¡jerarquía! que significa "fundador-pionero", Villa Gesell como balneario es -un producto- sujeto a intereses comerciales y -privados- pero es ¡socializado! como expresión de un "colectivo", que no hace mención de los intereses particulares.
¿Y la deconstrucción?, citemos algo "El texto connotativo genera mensajes polisémicos lo que provee un tipo de interpretación, surgiéndonos "que de por sí" en toda biografía "se posiciona" -una sola mirada-, lo que instala ¡lo oficial! y reproducida por todos, la contextualidad de la experiencia compartida será quien otorgue sentido al relato biográfico, y ¿cuál es esa contextualidad?, edificar sobre "una nada", sin embargo, esa nada -no es tal- porque estamos en la costa marina, por lo tanto tal definición de -nada-, lo fue desde la mirada "comercial" o la matriz inicial del futuro negocio que será "crear y construir" ¡los balnearios!, así, la misión de estos textos fundacionales y relatos de por medio, posicionen la instancia civilizadora, la gesta epopéyica que tales "hombres iniciaron"[1].
Juan Oviedo
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La familia, espacio en el que se definen en la temprana edad de ñiños/as -roles, aprendidos en sus hogares, así, rosa, celeste, cocina, calle, varón-mujer, he ahí la primera división que marcara a esos niños/as con un tipo de educación basada en la diferencia de género, y legitime la división que tal jerarquía machista impone allende -a los micromachismos- o la forma más "invisibilizada" de machismo para perpetuar y profundizar las desigualdades de género.
El campo de la salud, con prácticas de medicalización del alcoholismo, las drogas y las enfermedades mentales como problemas individuales desactivando la carga que significa "lo social" y señalar responsables de tal condición -a las personas- presas de tales condiciones.
Estamos ante
El racismo local siempre existió, primero dado entre -los que eran de acá- (los NYC) y los que no lo eran, después, con la llegada de las colectividades sudamericanas surgen los términos despectivos de "los bolitas", "los boliguayos", el pionero y quien no lo es, son estereotipos que posiciona un orden y otorga el privilegio a determinar -desde el lugar- "quien pertenece" o no. Y aquí nos topemos ante uno de los "más eficiente mecanismos" de control social que significa "lo moral", porque ese -pertenecer al lugar- nace en las familias asentadas en la época fundacional, vinculada a valores religiosos y al prestigio de los apellidos que se fueron destacando por las causas que fueran, canonizaron miradas, posicionaron el mayor de los prejuicios, la portación de apellidos: los NIC y un tapado sentido de clase burguesa.
Por supuesto, señalar el negocio de lo mediático al presentar -como noticias-, operaciones favorecedoras de intereses, y para ello sus publicaciones, la difusión de mensajes e imágenes estereotipadas presentadas asépticamente ¡como noticias!, pero face new en definitiva, porque los medios están al servicio de un beneficio privado, así, si vemos un programas pivotando sobre - pioneros-, los cuales son presentados como sujetos con una aureola especial, es para posicionar el imaginario de la gesta "como mito". Los medios implican una actividad comercial pues venden su producto -espacios- y por ello, subordinados a la disposición de aquellos que -compran esos servicios-, y construir noticias para manipular a lectores ingenuos donde éstos son cómplices "al creer" lo que dicen sus letras, fotos, videos, que agreden o posicionen incapacidades, descalificando intelectual y profesionalmente, donde tal proceder, es legitimado bajo el formato "de noticia" y justificado por "el derecho" que tiene la gente -¡a la información!-.
Otros ejemplos a modo de título de una dominación consentida:
El coaching, el dirigente, el psicólogo, el consumo, ser parte de un partido político, de una organización, del cura, de las sectas, no razonar, reproducir.
En conclusión, la violencia simbólica no tiene las mismas manifestaciones que la violencia directa -esta golpea, mata y mutila, explota, denigra-, pero sí permite la legitimación de lo señalado, fundamentalmente por el consentimiento del propio dominado que hace -de ella- algo mucho más nefasta, tóxica y mortal porque la invisibiliza, y como señalamos al principio, es algo -que no se ve-, pero que existe en los sujetos de una comunidad que sufren el bombardeo simbólico en su temprana edad e incorporan como -habitus-, y después, reproducir en -el campo-, su condición de dominados.
Juan Oviedo
