Jueves, 18 de Abril Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

Mezcolanza

Consideremos lo siguiente, el poder judicial tal como sucedió "falló" en términos de sentencia y más allá que el veredicto sea entendido como malo, intencional, desafortunado políticamente hablando, nos posiciona ante un "interesante" dilema, primero, el deber de -respetar- el fallo porque de no hacerlo, se viole el -sentido- de la división de poderes y base del sistema de gobierno democrático y segundo, el argumento que ese "poder" fue quien rompió primero tal base, no otorga el derecho a la anarquía que implica ¡no acatar su institucionalidad como algo de facto!.


Esto significa -no mezclar- los ámbitos de la realidad, si hablamos de manzanas, no puedo salir hablando de peras, pues el "judicial" y el "partidario" son ámbitos diferentes, uno adquiere pertinencia institucional en toda la República, mientras, que el partido afectado por esa sentencia ¡no!.


Hay en el -aire- una suerte de llamado a la lucha (¿anarquía?) cuando dirigentes del FdT sostienen "Si el pueblo quiere a Cristina, va a ser Cristina" y eso significa un llamado a "romper con lo que el fallo determina, ¡proscripción!, y eso implique armar un plan de disputa basado en movilizaciones, pancartas y condenas del periodismo militante etc. o sea, la fuerza política tratando de anular lo determinado por el poder judicial, pero tal reacción ¿acaso no es esto lo mismo de lo que acusan?, ¡inmiscuirse en ámbitos en los que -no son- pertinentes!.


La voz en off dice ¡che!, si son "amigos" de Macri, entonces, sus fallos están viciados de ¡nulidad! por afectar a la dirigente de mayor ascendencia en el peronismo y por ello, en el ámbito de los afectados se deslegitimen esos fallos sujetos a la -amistad-.


Así, ni lerdo ni perezoso esto provoco la respuesta del partido perjudicado e inmediatamente posicionar su "relato" para despertar sentimientos y fervores según una "razonada" victimización acudiendo a lo histórico de las -proscripciones-, porque -los setenta, los noventa y la presente gestión-, instalaron otro tipo de proscripción al propio justicialismo por los peronistas setentista, la C.G.T. cómplice de Macri, los albertistas en contra de kirchneristas o la -coctelera- previsible por la heterogeneidad que significan los frentes "amplios".


Así, por tanta "amplitud" se pierda ¡de vista! quienes son "unos y otros" por el cual todo se delimite -entre ellos- desde el recurso de las -paso- para delimitar a esos unos y otros.


Porque si el peronismo es un sentimiento..............pero ¿cuál de ellos es más sentido?, ¿el más creíble?, ¡el más legítimo?, ¿el más peronista? o el fantasma de la proscripción que ese más significa.

Juan Oviedo, profesor de filosofía geselino

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