Domingo, 16 de Febrero Villa Gesell

Opinión | Columnistas

Juan Oviedo

Leviatán

El “estado de naturaleza” quedo delegado cuando parte de la libertad individual se confió al Leviatán, algo que la presente gestión posicione la siguiente paradoja, que ese soberano genere la inquietud en los individuos a volver a ese -estado de naturaleza- y así, poder “enfrentar” a los que, desde el Estado, la ejercen, en especial con las -fuerzas represivas-, donde puede verse la saña, el placer, el gusto, las ganas y los desenmascare mostrándolos lo que son: lobos, pero no contra otro hombre, sino en contra de los que movilizan y reclaman, así, puede verse en un video en la que una motocicleta de los represores al pasar, como sin querer para que no se vea, le pegan “rápido” en la cabeza con un bastón a un hombre al que dejan tirado.


Pero, quedarse en el milico que pega, es solo en lo que aparece porque detrás, hay quienes  los activan y protegen, los “funcionarios” del Leviatán, contando con una malla  defensora como la ministra, jueces y altos mandos represivos, todos al unísono para ordenar y se lleve a cabo la tarea del milico de pegar, golpear, magullar a quienes se atrevan salir a las calles a protestar, entonces, la calle adquiere un simbolismo central, un espacio “público” que ha sido privatizado por esos –detrás- de las fuerzas represivas, los que determinan el ¡cómo se debe andar, caminar! sin “atentar” contra lo público, ¿el absurdo?, de cómo los privatizado –determine- a lo público


Cualquier “trasnochado” puede pensar que señalar el “despertar” de ese estado de naturaleza en la gente, puede ser una especie de llamado a la violencia y, por ende, punible en cierto grado, pero ese trasnochado es cómplice de la violencia que ejerce el propio Estado por desviar la atención, y hacer de “la violencia estatal” algo no punible, por normalizar el armado de causas desde la policía y eso ¡sí que es punible!, por la agresión a los ciudadanos algo ¡condenable! desde todo punto de vista, y el acechar a la condición humana de los que viven en el país, con recesión, cierre de actividades económicas, hambre, desocupación, tal ser la violencia e invisibilizada por el ejercer cotidiano. 


Por lo cual es pertinente una pregunta “incómoda” y es por la del enemigo, ¿enemigo?, ¡si, enemigo!, porque quien atenta en contra de ti o de uno, es un enemigo, es un contrario que desea hacerte el mal, pues si “yo” no te hice nada, ¿por qué me haces daño?, pero la pregunta es terrible por lo que sugiere, y se trata de ¿cómo convivir pacíficamente con el -enemigo- en la cuadra, en el barrio, en el municipio, en la provincia, en el país?, y devele algo oculto, y -es- lo que te “vienen” haciendo y te hacen en la cabeza, en las escuelas e instituciones de todo tipo, con el “discurso” de la hermandad, del ser argentino, del estado de derecho, de la democracia, de los acuerdos, de los políticos, para que no se te ocurra esa idea perniciosa, desconcertante, que desorienta y lleva a la perplejidad, porque con mi reclamo y por lo que me metieron en la cabeza, ser -mi propio- enemigo por salir a la calle, movilizar, gritar, enfrentar y luchar.


Vos, tu “propio” enemigo,…….¡vaya con Leviatán!,¿entonces?, un retorno se hace imprescindible: LIBERTAD, pero ¿desde?, medítelo estimado lector.

Juan Oviedo

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