Miércoles, 24 de Abril Villa Gesell

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PANDEMIA Y CRISIS FAMILIAR

“…lo que le importa al paciente no es tanto la exactitud de la interpretación como la disposición del analista a ayudar y a identificase con èl y sus necesidades” - (D. Winnicott)


Llegan al tratamiento pacientes muy cronificados en el consumo luego de una hoja de ruta en terapias intensivas, conflictos con la Ley, choques, violencias varias. Es la explosión de pacientes que no consultan precozmente y asumen con dolor la voracidad de su consumo y llegan con diversas alteraciones neurológicas, psiquiátricas, déficits cognitivos, etc. Todos estos pacientes presentan problemas familiares de larga data que impiden la detección precoz de los problemas.


Llegan al tratamiento muy dolidos y tristes; Jorge me relata que no ve a su padre desde hace años y que a los 10 años lo mandaba a la Villa a comprar drogas; consume desde la infancia y hoy a los 36 años muestra un deterioro grande, pero con una gran capacidad afectiva y ganas de recuperarse. Su madre muere de Sida y su padrastro también. Su refugio para este vivir sufrido es la cerveza, el wiski y la cocaína. Tener una obra social lo salva y me agradece las dos entrevistas que le di como admisión. Llora conmigo y le digo que cada lagrima es una semilla para su recuperación. Me abraza.


Historia de perdidas. Infancia devaluada y en desamparo.


La dependencia a sustancias está definida desde organismo internacionales como una enfermedad crónica, progresiva y terminal. Hay que actuar de entrada ante los primeros síntomas porque los estupefacientes tienden a alterar mecanismos químicos y eléctricos del cerebro, dañar zonas de control de impulsos y de actividades superiores (como el lóbulo frontal) y el sistema psíquico en general activando el deterioro.


Llegan casi tarde a las consultas. Esto en esta pandemia se ha activado con otras patologías crónicas: enfermedades cerebrovasculares, cardiovasculares, disfunciones metabólicas como la diabetes, enfermedades oncológicas. En todas ellas no ha habido controles de salud, no concurren a hospitales o clínicas de su obra social ante los primeros signos de la enfermedad y llegan con un ataque cardiovascular desatado, un coma diabético o también con otras alteraciones graves.


Lo mismo sucede hoy con las adicciones; se ha “normalizado” el uso de drogas. Los sistemas de distribución ya no necesitan tanto de las Villas, sino que, por sistemas de Instagram, Facebook, wapp, remises, taxis o por bicicleta o moto los distribuidores las entregan a la mano. Incluso hay un sistema de venta de recetas digitales que les permiten conseguir tranquilizantes, opioides, etc. Así el paciente va ingresando al sistema de transformarse un “nadie” que busca y necesita las sustancias con un cerebro ya hipotecado.


LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS


Me impacta el grado de desintegración familiar; padres ausentes, familias con varios miembros con problemas (prisión, intentos de suicidio, sobredosis), otros miembros con consumo, desorganización de roles, comunicaciones caóticas, abandonos de alguno de los padres en la educación de los hijos (desapego, negligencias, abusos incluso sexuales). Pobres u opulentas.


Se las llama familias Multiproblemáticas que es paralela a la cronicidad. La crisis familiar de largos años lleva a no consultar o a tener internaciones sucesivas sin terminar ningún proceso terapéutico. Hay un hundimiento socio-parental.


El paciente actual llega en condiciones críticas a los tratamientos. No hubo prevención y esto se agravó en la Pandemia ya que no se consulta ante los primeros síntomas de consumo. Parecería, como mencioné antes, que el drogarse esta “normalizado “y a la vez se van negando las consecuencias.


Todo esto es inductor de sociopatía o de personalidades antisociales. Esta es una de las vías de desintegración del sujeto. La otra es la entrada en el mundo delirante. Dos caras nos muestran estos fenómenos de disolución del marco simbólico y contenedor de la familia: la psicopatía y/o el delirio.


MUNDO NARCO Y DESAMPARO FAMILIAR


Lo interesante de la situación es que estos pacientes han vivido desde pequeño situaciones de desamparo por crisis severas de los padres o abandono lo cual ha generado un trastorno de las primeras fases de individuación. Padres ausentes o violentos y la calle es el destino de muchos de ellos. Entonces surge un isomorfismo entre este tipo de estructura Multiproblemáticas y el mundo narco. Ahí encuentran “Padre-Padrone” (como en las películas magistralmente narradas de Hollywood), huyendo en muchos casos del incesto, el abuso y/o la negligencia.


Encontramos en estas familias o los restos de esta una escasa reacción familiar ante el consumo, al grupo de amistades, facilidad al acceso a las drogas o incluso provisión de dinero para comprarlas, actitudes permisivas ante plantaciones de marihuana en las casas; al mismo tiempo estos pacientes en el abandono han vivido traumatizaciones crónicas y stress también crónicos que han fomentado escisiones de la personalidad(germen de patologías psíquicas).


La escasa nutrición emocional infantil se acompaña de un refugio en “la banda”, la “barra brava”, el grupo de la esquina, y tantas otras formaciones sociales que marginan al sujeto que van haciéndose carne en èl. Hasta al final estar solo en un cuarto consumiendo que es el destino final del dependiente.


Esta caída del orden socio-simbólico parental es paralela a la desarticulación del lenguaje neuro-químico-eléctrico del sistema nervioso. Así el sujeto libre se va transformando en un objeto de otros: el Dealer o el grupo de consumidores del cual empieza a depender.


Los tratamientos se hacen más largos ya que el faltante infantil de contención, “holding” y estimulación afectiva lo empieza a vivir con sus terapeutas y el grupo de recuperados. La meta es lograr una sana dependencia que lo lleve a una independencia que fortalezca su autoestima, la individuación y la autonomía. Además, debe aceptar que tiene una enfermedad y renunciar al consumo de sustancias.


La empatía nuestra es fundamental para poder establecer un vínculo porque llegan también con síndromes metabólicos(diabetes), daños cerebrales e incluso trastornos hipertensivos aun siendo muy jóvenes.


Así el paciente desamparado inicial desde los primeros años de vida empieza a sentirse amparado. Desde el amparo-valor faltante en las góndolas de la postmodernidad -empieza el camino de la rehabilitación.

Dr. Juan Alberto Yaría, especialista en drogadependencia

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