Miércoles, 24 de Abril Villa Gesell

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LA ADICCION A LA COCAINA: PRISIONEROS SIN TIERRA

“…mi concepto del mundo es primero el dealer que porta la sustancia y Dios es la sustancia, luego si creo en el Dios de la Religión” - (dichos de un paciente en mi consultorio).


Llamados de fin de semana largo que no cesan. “No encontramos a nuestros hijos; están perdidos consumiendo”; me dicen entre lamentos y llantos contenidos. De todos los niveles sociales. Los contengo primero escuchándolos largamente en donde la ansiedad se confunde con la culpa.


Ya aparecerán, les digo. Aunque en ellos y porque no en mi surge la duda en como aparecerán y si aparecerán. Todos en “combos” letales en donde hoy el sexo juega un papel clave con distribuidores que ofrecen y dan sexo con cocaína. Historias de hoy que se me confunden con historias de ayer. Viejos y nuevos prisioneros que vagan como “nadies” por las calles.


A Jorge lo conocí hace muchos años, en la década del 90. Recién empezaba la cocaína a ser una droga de elección. Un profesional que conocía mi especialización y mi formación en Europa y U.S.A. me pidió que concurriera a un lujoso hotel del centro de Buenos Aires.


Me encontré con un hombre en un sofá con un médico de emergencias que le tomaba los signos vitales. Su presión era alta y además estaba con taquicardia. Los sedantes que le aplicaban le permitían hablar conmigo. Importador y exportador de profesión en distintos países, pero quizás sin suelo firme en el cual asentarse. Enfermedad viene de in-firmus (suelo no firme).


Era un poderoso empresario europeo que hablaba muy bien el español y vivía en Madrid. Simpatizó conmigo y estaba rodeado por un amigo argentino que hacia negocios con èl y una mujer.


En la mesa al lado del sofá había un plato de cocaína que lucía al lado de un hombre de alrededor de 45 años. Me dijo que le gustaba mucho y que no la iba a dejar nunca, rápidamente me di cuenta que había surgido un “amor suicida” por la sustancia.


Le note una voz nasal y que tenía el cartílago nasal perforado. Hablamos más de una hora y defendía el uso de la cocaína con fervor y fanatismo. Era para èl una “droga recreativa” que no dañaba.


Este era un término muy común en la Argentina en esos momentos y que se había llevado muchas vidas en la década del 80 entre los famosos de nuestro país y que de alguna manera iban creando una aceptación social en el resto de la comunidad por el liderazgo que tenían sobre la población.


Le plantee lo que le estaba pasando ya que si su cartílago nasal estaba deteriorado y la necesitaba continuamente para hacer cualquier actividad su compulsión lo estaba dominando y la impulsión a consumir ya no tenía freno. De a poco iba necesitando cada vez más dosis y que sistema nervioso ya estaba empezando a deteriorarse.


Me pregunto en un momento de lucidez como la podía dejar; me pidió casi suplicante una respuesta y le dije “…solo hay un camino, cambiar su forma de vida y debe con ayuda de un equipo reaprender a vivir sin ella”; cuanto tiempo dura eso llego a balbucearme y le respondí cuanto tiempo hacía que consumía. Durante 15 años lo hizo. Le respondí con sinceridad y le dije que lo suyo iba a llevar meses en una estructura de una comunidad terapéutica que lo sostuviera, lo contuviera y le diera un sentido diferente a su vida.


Me respondió que era un empresario que viajaba mucho y que no podía dedicar tiempo largo a una recuperación. Me despedí de èl y súbitamente aspira dos líneas de cocaína, pero también me pide todos los trabajos que tenia sobre las consecuencias del uso de cocaína que se los di al otro día.


Cuando me retiro se levanta y me dice que la suba de pulsaciones era similar a lo que se puede tener en un juego sexual. Me di cuenta que estaba totalmente tomado por la dependencia.


De repente me abraza y me da un cheque que ubica en el bolsillo de mi saco. Me pidió la tarjeta y su actitud era ambivalente; por un lado, le generaba rabia, pero sentí que le había abierto una puerta de salida. Cuando vi la cifra del cheque me quedé sorprendido por su generosidad. El medico que lo acompañaba me preguntó que pensaba y le dije que si no cambiaba su conducta su destino era la de los personajes de la tragedia griega con un deterioro cada vez mayor.


A los meses estando en España su amigo me localiza y me dice que Jorge estaba en Terapia Intensiva en un Hospital. Voy, me ataca al verme y me toma de la solapa y me intenta echar. Se calma y niega su situación y dice que en pocos días le darán el alta.


Su amigo me dice que sus negocios empiezan a fallar y que lo persiguen “dealers” y eso lo pone más violento. Estaba entrando en el tobogán suicida. Le volví a repetir que debía entrar en un tratamiento urgente.
A los meses me entero que muere en un arrabal madrileño ya que había hecho negocios con la mafia y no cumplió como correspondía. Ahí se cumple la máxima de Pablo Escobar “plata o plomo”.


Me marcó este paciente enormemente y mi deseo de estudio se profundizo aún más desde esa experiencia. Siempre sentí que el dependiente a sustancias en una etapa final es un prisionero que no encuentra salida porque ha perdido libertad con su sistema nervioso conculcado y que funciona con automatismos sin ningún control cortical. Esclavitud y cocaína van de la mano. Hoy este panorama es aún mayor.


PRISIONEROS QUE BUSCAN SU PROPIA MUERTE


Mientras desde el siglo XIX y XX se discutía el “papel recreativo “de la cocaína con algunos profesionales que defendían un uso medido y controlado iban surgiendo estudios cada vez más claros que incluso a S. Freud lo dejaron sin argumentos.


En su libro “Uber Coca” decía que era un euforizante que tenía solo consecuencias psíquicas y no orgánicas. Tomo conceptos de los Indígenas andinos y los desarrollo como una planta de uso común en ellos. En La Iglesia había en América dos posiciones; una de ellas mostraba en efecto destructivo y otra mostraba su efecto positivo para el trabajo, se rendia más.


Mientras tanto todos los trabajos médicos mostraban los efectos destructivos sobre todo el sistema nervioso y cardiaco y el deterioro absoluto de la personalidad. Grandes psiquiatras y farmacólogos a fines del siglo XIX discutieron desde 1880 a 1920.


Los beneficios que Freud veía en la cocaína duraron poco porque a su amigo Von Fleishl adicto a la morfina le dio cocaína como fórmula de salida para la adicción a ese opiáceo, pero cayó en un estado de degradación física y mental absoluta. Recuerda Freud la noche de “horror” que vivió con su amigo en junio de 1885 que deliraba y alucinaba. Los insectos reptaban su piel. Se dio cuenta que la función cerebral de su amigo estaba ya alterada y su patología era irreversible.


Erlenmeyer (gran psiquiatra) de la época contemporáneo con Freud mostro los efectos letales del uso de cocaína pasos hacia la degradación psicótica y los distintos con pérdida del sentido de realidad.


El farmacólogo y psiquiatra E. Meier de renombre en distintas universidades europeas muestra los efectos sobre el sistema nervioso y describe los pasos sucesivos de la dependencia; tolerancia (dosis cada vez mayores), compulsión, impulsión, descontrol. Todo lo que me referían los distintos padres del fin de semana y Jorge que termino sus días en los arrabales madrileños.


Mientras tanto la idea del consumo recreativo iba triunfando desoyendo las realidades clínicas que se veían en los centros psiquiátricos y en los laboratorios experimentales. Surge el vino Mariani (con hojas de coca laceradas), la Coca-Cola (con primera formula, luego cambiada, con coca), ungüento, jarabes, etc., supositorios, pastillas, cigarrillos, puros de coca. La empresa Merck (farmacéutica ampliamente conocida) produce distintos productos con coca que luego deja de hacerlo ante las evidencias y de ahí el nombre popular de “merca” a la cocaína.


Ya miles se habían transformado en adictos, incluso en el campo de la medicina, la anestesiología y la cirugía. En 1886 se reporta el primer caso de demencia por cocaína.


Hoy domina la escena y podríamos decir parafraseando a Carlos Marx que se “ha convertido en el opio de los pueblos”. Continuaré con la historia de esta pandemia mundial con nuevos “prisioneros” todos los días que vagan como “nadies” por las calles pregonando una supuesta libertad.


Desde los bolseros de Wall Street hasta la nueva “feligresía progresista” de todos los lares se pregona el consumo recreativo de todas las drogas; unos por acumulación de dinero y otros por acumulación de Poder. Los extremos se unen. Surgirá asi un nuevo “opio de los pueblos”.

Dr. Juan Alberto Yaría, especialista en drogadependencia

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