Viernes, 19 de Abril Villa Gesell

Opinión | Comentarios

PANDEMIA: “ANEMIA DE NORMAS Y VALORES” -ANOMIA

“…DONDE NADA ESTA PROHIBIDO NADA MERECE LA PENA” (G.K. Chesterton 1874-1936)


 Chesterton, admirado por J.L. Borges, nos enseñaba que la vida es mérito, es difícil, es una conquista cotidiana y que donde no hay límites no hay Libertad posible. Todo lo contrario, a lo que se proclama hoy como paradigma cultural. Hablaba como nuestra época iba hacia una Era de los Blandengues, lo liviano, lo “light” como oferta de vida y eso era como suicidarnos.


Me llaman de emergencia. Una obra social prestigiosa me demanda con urgencia por un menor de 17 años; está en su casa encerrado con su tía adicta mientras el consume, la madre está internada con adicción y su padre preso por matar a un policía. El Director de la Obra social me llama, el Gerente también y el Director de Psiquiatría. Están angustiados ya que sienten que deben convertirse en “padres sustitutos”. Me describen un aluvión de casos y la escasez de centros. La angustia de ellos es que no existen garantes familiares. La obra social parece convertirse en el último bastión para no validar el suicidio y la eutanasia social. Es así, algunos solo tienen un carnet médico quese convierte, de esta manera, en su salvoconducto. La pandemia, el abandono y el severo déficit en las estructuras educativas acompañan en esta “obra maestra” anti-vida. Hay miles de solos y solas.


 Mientras tanto, cae el último bastión del pensamiento llamado “progresista” de los 70” …no hay delincuentes ni trastornos psiquiátricos graves sino cárceles e instituciones que los producen”. Esto triunfó en la Argentina y desde hace muchos años no se permite la habilitación de centros especializados en patologías con daños neurológicos ligados al consumo de drogas, abandonos familiares acompañados de incesto, violencia, así como consumos inveterados desde la primera infancia paralelo a un aumento del consumo en todas las edades y la ampliación de la oferta.


Abogo por las comunidades terapéuticascomo “casas de vida” ante tanta gente a la intemperie simbólica de valores, encuentros y vínculos. Surge, esta, con un genio como el inglés M. Jones en la década del 40 para atender a los stress postraumáticos de la Segunda Guerra Mundial. 


Inventa o, mejor dicho, crea un sistema social superador del manicomioconfiando en la fuerza de los pares, del personal en todas sus ramas y en la organización de la institución como contenedora y superadora de los traumas. Es un éxito. Estuve varias veces con él, en Bs. As. en la década del 70 y luego en Roma (1984) cuando se une a los nuevos movimientos de comunidades terapéuticas más normativas ya como resultado de la epidemia de heroína en los barrios críticos de U.S.A y de Europa. 


Surge así la segunda ola de comunidades terapéuticas ante una sociedad que había variado en relación con la década del 40. Ya se habían instalado las organizaciones de venta de drogas con fuerza que necesitaban mano de obra barata para la distribución y consumo y se hacía trizas la organización social contenedora: familia, iglesias, clubes, escuelas, cultura territorial y barrial.


Por último, a fines de los 80 y principios de los 90 surge la patología adictiva ligada a trastornos cerebrales y el Sida hace estragos con el consumo como compañero y los movimientos profesionales se acercan y junto a los grupos de autoayuda se genera la llamadacomunidad terapéutica profesional. 


Hoy la comunidad terapéutica ante la pobreza creciente en los sectores sociales y la desigualdad necesita tratar enfermedadesneo-melancolicas(el “no future” es una realidad) y junto a esto la muerte del deseo que en lugar de ser un motor multiplicador se ocupa de restar y dividir para tratar de encontrar cuanto antes el limite final de la muerte. 


Es el poder convocante del Lenguaje y los vínculos amorosos lo que parece hoy necesitar el ser humano; parecería que estamos como en la época de Federico II que quiso hacer el experimento de que crezcan niños sin que nadie les hable para ver que lenguaje nacería en ellos …todos murieron. Sin vínculos y otro que ame y hable nos morimos de pena y surge la neo-melancolia.


Por eso la gente se cobija en casas que el gran Edgard Morin llamo “casas de vida” ante lo que mencionaba como la megabarbarie organizada (errancia de los amores con abandonos, droga masificada e individualismo). En esto nos “agarra” la pandemia y sus consecuencias.


LAS GUARDIAS COMO EL ULTIMO ESCENARIO DE LA ESPERANZA


La consulta en las guardias se llena de hechos en “manada”; sexo en bandas con muchos estimulantes y alcohol con conductas tribales y de disputas entre clanes y bandas; mientras tanto asistimos a hechos en donde se rompe y pervierten códigos de ética con “pymes” familiares que venden desde  oxicodona, fentanilo, metanfetaminas hasta estimulantes como crac, paco, cocaína y por supuesto con plantaciones caseras de marihuana en ritmo de producción enorme con una red de distribuidores en lugares de distintos niveles sociales, y en zonas de diversión(fiestas clandestinas sostenidas por la cultura narco). Una industria de la eutanasia y del suicidio para miles. Anomia (“anemia de normas”) que parece reinar por doquier.


Los chats y los Facebook e Instagram describen las "manadas" con sus puntos de encuentro en donde ninguna Ley ni autoridad esté presente para que una venta libre de sustancias y una libertad anómica este reinando. Se convocan por redes sociales y así surgen nuevas formas de organizaciones tribales adolescentes en donde se nota la disociación y la distancia educativa y normativa entre las instituciones, las familias, las escuelas y el propio mundo adolescente. Ahí todo parece valer. 


ANOMIA PRESTIGIADA


A la vez en este marco de anomia vemos como vuelven a aparecer enfermedades casi desterradas como la sífilis, la blenorragia y otras enfermedades de transmisión sexual. Si no hay limites todo es Si y el sexo frenético es una realidad con una subcultura de usuarios de drogas recreativas (¿?) que realizan actos sexuales de alto riesgo bajo la influencia de drogas.


 Ahí la metanfetamina es clave para liberar el cerebro automático sin ninguna traba racional y por supuesto también sin medidas profilácticas y todo con un gran número de compañeros sexuales. Es el llamado chem-sex o sexdopajecon múltiples laboratorios como el encontrado en San Isidro proveedores de estas sustancias que se consumen por vía oral, intravenosa o esnifada. El Viagra (aun en jóvenes) acompaña todo esto.


“Dr. la cocaína me vuelve loco, me excita y la pornografía y el sexo sin límites me devora”; me decía otra medica derivadora de otra prestigiosa obra social. La droga se lo estaba “comiendo” y joven ya se estaba dementizando. No “podía parar” y terminaba en salas de terapia intensiva. Le digo que si no lo interna en una comunidad terapéutica se muere y me da la razón. Ya está por sus datos conductuales hipofrontalizado o sea los controles impulsivos superan totalmente a la capacidad de pensar y en caminos ya ciertos de perdida de libertad. No sabe qué hacer, aunque los padres lo ayudan 


Cuando llegan a la guardia nos encontramos que, luego de estos raids de varios días de drogas y sexo sin límites aparecen cuadros psicóticos, inicios de cuadros esquizofrénicos y el aumento de infecciones de transmisión sexual incluido el VIH y la Hepatitis C además de cuadros de abstinencia en donde la droga no es solo lo añorado sino la “manada” como lo bestial perdido.


Aparecen en estos fenómenos de las “manadas” las llamadas drogas de sumisión química que se utilizan para adormecer o anular la voluntad del partenaire: burundanga, ketamina, GHB. Otras se disuelven fácilmente en bebidas y son de pronta eliminación.


En todo este contexto necesitamos leer contextualmentelo que nos sucede; mientras más aumenta el consumo ya en términos epidémicos más hablamos del consumo recreativo ignorando las consecuencias de estos usos en personas vulnerables (adolescentes, trastornos severos de personalidad, crisis adolescentes, inmadurez cerebral). Ignoramos que el consumo hoy aparece desde los 12 años y está naturalizado. El 62% de nuestros pacientes tiene familiares en carrera de consumo y el 12 % se inició con algún familiar significativo.


 Los paradigmas culturales estimulan el consumo y paradójicamente en tiempos de epidemia en lugar de prevenirlo. Además de la lectura contextual debemos hacer una lectura del sujeto de la adicción y de sus victimarios; así aparecen con fuerza las llamadas personalidades antisociales(dealers, transas, gerenciadoras del sexo VIP, distribuidores, pequeñas “banditas” al servicio de los verdaderos Patrones que se contratan para determinados servicios, etc.). Y por último por supuesto el agente químico cada vez más potente y cada vez más promocionado al servicio de liberar el automatismo cerebral y adormecer las áreas de control superior que se manejan desde laboratorios caseros. Prevención con alerta temprana, detección precoz y trabajo a grandes escalas institucionales se hace necesario.


Mientras tanto un médico inundado de vocación me manda mensaje de un paciente de nuestra comunidad en donde éste relata la historia de su adormecimiento vital y la lucidez que ahora está encontrando en un tratamiento. El paciente consumía con su padre. Hoy se están rescatando los dos.


NOSTALGIAS DE UN FUTURO HUMANO


Mientras tanto ante este panorama que parece ser “un desierto con tiempo Nublado” recuerdo el saludo de Fin de Año de uno de los filósofos y sociólogos que más impactó en mi pensamiento E. Morín a quien conocí: “…pido rescatar un oasis en donde reine la pasión y la poesía ante tamaña regresión destructiva”. 


Fue aquel que nos enseño en los 90 que se venía una “mega barbarie organizada en donde la errancia de los amores, el individualismo y las drogas masificadas reinaría”. Parece ser la época del Ultimo Hombre de Nietzsche en donde triunfaría el individualismo, el ultra hedonismo con seres aburridos, sin rumbo y con un tiempo vacío.


Quizás debemos recordar la última frase de Chesterton en su lecho de muerte luego de analizar los problemas de la época actual que rescatan sus biógrafos y amigos:”El asunto está claro ahora. Está entre la luz y las sombras; cada uno debe elegir de qué lado está”.

Dr. Juan Alberto Yaría, especialista en drogadependencia

Más Comentarios

Ver Archivo