Viernes, 19 de Abril Villa Gesell

Opinión | Editoriales

Ensayo sobre un faro que se volvió grande

*Por Gerardo Tavarone, licenciado en Comunicación Social y responsable del portal de noticias local Sector Informativo. También cumple funciones como corresponsal de Radio Provincia de Buenos Aires en Pinamar y Villa Gesell.

La posibilidad -ahora con la oposición en contra, menos probable- de que la Reserva del Faro Querandi sea configurada como un parque nacional generó grandes debates en toda la comunidad. Entregar al Gobierno Nacional 5700 hectáreas únicas de dunas para que sea explotado enfrentó posiciones políticas, todo en el marco de un proyecto de la comuna para avanzar con la consolidación de la cesión de tierras.

En realidad, la historia del Faro Querandí ya tiene varios capítulos: hubo, hace algunos años, interés de un grupo de estudiantes de guardaparques para que el predio se pase a la provincia de Buenos Aires a fin de que lo administre. Pero, gracias al apoyo y unión de todo el espectro político local, se pudo evitar.

Hoy plantear realizar el traspaso a la Nación para jerarquizar la oferta turística con paseos y usos, como ocurrió en Bariloche o en Talampaya es un verdadero riesgo: en estos lugares muchas veces terminan concesionando el producto turístico, algo que se configura a la larga como un negocio de algunos y de pocos con los colectivos para la recorrida, las instalaciones, los baños, los gastronómicos y el personal de turismo. Claro está, ya no se lidia con ese problema, pero, en los hechos, se entregan predios únicos por su valor natural, cultural y turísticos.

Pero mas allá de toda circunstancia o pensamiento individual, dejando de lado el corazoncito de cada uno o el color político, se debe necesariamente mirar la actualidad y proyectar a futuro. ¿Qué nos hace pensar que la Nación y la Provincia, en pleno plan de recortes y bajas, con el criterio de privatizar y concesionar todo lo que exista, defienda los derechos de los geselinos?

La Municipalidad de Villa Gesell tiene un director de Espacios Verdes, un director de Medio Ambiente, un secretario de Turismo y un intendente. ¿No pueden ellos, junto a instituciones del medio ambiente local, instituciones intermedias y concejales, con el apoyo técnico de la Nación (existe una división de parques y medio ambiente) y el apoyo de técnico del OPDS, planificar el uso y preservación de la reserva? ¿Es que no tenemos la capacidad? ¿Quién mejor que los geselinos para pensar y proteger lo nuestro?

Queremos traspasar el sistema de cloacas porque nosotros, los geselinos, nos ocuparíamos mejor y.... ¿vamos a regalar el futuro turístico de nuestra ciudad? ¿Un espacio calificado como "único en la provincia"?

En lo argumentos se hace mención al manejo de la costa de ese frente, no solo la reserva, una situación compleja y cargada de incertidumbre ya que así, tal como se plantea, los geselinos no podríamos disponer libremente la playa porque estaríamos sujetos a disposiciones nacionales. Esa es la verdad.

Un poco de historia para ayudar a entender más el problema y comprender la necesidad del Estado Municipal de preservar lo suyo: al regreso de la democracia, el Municipio tuvo que pelear mucho para que la reserva norte y sur se materializaran como áreas del Estado Municipal. Al subdividirse los campos de la zona, de las familias ricas de ese momento, en estancias más chicas entre los propios herederos, surgió la obligación de ceder al Estado Provincial superficies proporcionales llamadas fiscales. El pensamiento de las familias pudientes de ese momento (y también dueñas de las tierras) fue ceder zonas improductivas de arena junto al mar donde no se podía cultivar y el ganado no tenia pasturas (siempre con el foco financiero-económico puesto sobre la agricultura, lógico de la época). Por eso son longitudinales tanto la del norte como la del sur.

Con el tiempo, y al aparecer algunos proyectos urbanísticos como el de la familia Gesell en nuestra ciudad y la familia Guerrero en la zona de Pinamar, los herederos de las familias pudientes y ricas descubrieron el error de haber cedido estas franjas y, en algunos casos, se iniciaron demandas judiciales, colocaron alambres, etc. Gracias al accionar municipal y de la provincia, esas ideas de recuperar las tierras entregadas no prosperaron.

Así se dieron algunos datos curiosos más de preservación de los espacios públicos: por ejemplo, la reserva norte era una franja muy delgada de aproximadamente 100 mts de ancho (muy angosta) desde Cariló hasta el camping Pucará. Entonces, desde 1984 en adelante se trabajó en una demanda que tenia la Municipalidad y se consiguió rotar la reserva con una superficie mucho mayor (1000 metros de ancho aproximadamente) y de la ruta al mar en el marco de una clara mejora para la ciudad y sus habitantes. En 1993 se colocaron mojones del limite de la reserva del faro a fin de delimitar el avance privado sobre el área fiscal, los más viejos recuerdan que incluso el actual concejal Abel Goicoechea estuvo ahí, dado que existía un reclamo judicial.

Otro hecho: a raíz de la sucesión de Don Carlos Gesell, un estudio de abogados había quedado como propietario del Pinar Histórico. Fue entonces que todas las fuerzas políticas, intermedias y la comunidad en su conjunto, solicitó al Gobierno bonaerense la expropiación del predio para poder preservar la historia, la cultura de los geselinos y sus espacios verdes. Concluído el trámite de expropiación de los pinares (norte, donde está Encuentros Corales y el pinar de la Casa Histórica) de parte de la provincia de Buenos Aires, los mismos quedaron abandonados por falta de acción provincial hasta que la Municipalidad asumió la responsabilidad de poner en valor las instalaciones del actual Museo y Casa Histórica, devolviéndole a los geselinos espacios verdes con fuerte historia para la ciudad. 

En otra situación y no hace mucho, se frenó una demolición de una construcción en la avenida Buenos Aires donde funcionó la primera escuela de la ciudad, como medio de preservar lo nuestro.

Todos estos hechos descriptos más arriba demuestran que, para preservar la historia, la cultural y los espacios verdes, nadie mejor que los geselinos.

¿Y hoy nos proponen regalar la propieadad de 5700 hectarias municipales únicas en toda la provincia por sus condiciones, ubicadas frente al mar (desde la ex arenera Galati hasta Canal 5) con la excusa de que el Gobierno Nacional lo haría mejor? Seriamos la primera ciudad que en vez de intentar preservar, nos despojamos de los nuestro y lo regalamos.

Creo, honestamente, que la herramienta legal seria un plebiscito para que el pueblo defina, pero tampoco hace falta, por que nadie niega su historia y regala el futuro.

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