Faltan cinco días para que comience enero, el mes con mayor flujo turístico en la costa atlántica bonaerense. Y a pesar de ello, la ciudad todavía "no despierta" ante el calor del verano inmimente. Y, evidentemente, eso preocupa. ¿Alguien ideó un plan B por si la temporada no llega a ser lo que se espera?
Cuando el 2020 está por terminar y el plan de vacunación contra el COVID-19 está en pleno proceso de acción, los destinos balnearios de la costa atlántica no logran disparar el registro de turistas. No es que "no hay nadie", sino que, a comparación con otros años, los servicios de alojamiento sufren una recaída evidente.
SECTOR INFORMATIVO dialogó con algunos cabañeros de las localidades del sur. Curiosamente, los que se encuentran en el corazón de la zona preferencial (a pocas cuadras del mar y pocas cuadras del centro comercial) son los que tienen menor movimiento. A pesar de ello, en línea general, las fiestas de fin de año siempre estuvieron completas y en esta oportunidad ese panorama no se repite.
Que existe preocupación entre los oferentes turísticos no es ninguna novedad. Y que vendrá gente de todas formas (con pandemia o no), tampoco. El asunto aquí -y por ende, la pregunta del millón- es determinar si la curva que el verano está entregando es suficiente para que la temporada sea considerada exitosa y permita "tirar el invierno". Más aún, cuando hablamos de una ciudad como Villa Gesell, que vive mayoritariamente del turismo de verano.
La primera señal de análisis no fue buena. Del vamos, muchos hoteles definieron no abrir sus puertas, y eso repercute en todos los ámbitos de la economía diaria: empleados, proveedores, refacciones, movimiento de plata que, a la larga, termina impactando sobre el bolsillo geselino del crudo invierno.
¿Qué hacer entonces? En principio, trazar un plan. Y entonces preguntarse: si la temporada resulta ser "pobre"... ¿tenemos un mapa de movimientos para el 2021?
