Las cosas no van tan bien para la alianza "Juntos". A la lista con los nombres de siempre, sin oportunidades para la nueva dirigencia, se le suma un nuevo problema: el PRO. Es que, aunque Ana Martínez pierda por goleada y no meta ningún concejal, luego del 10 de diciembre, esa porción opositora tendrá, nada más y nada menos, que dos concejales. Esta situación complica la unidad y ya plantea una panorama de quiebre evidente.
Las cosas son así: la UCR le hizo un desplante único al PRO (amparados en una pelea entre los popes de la región, la cual nadie sabe si realmente existió) y no incluyó a Martínez dentro del armado. A pesar de ello, los números electorales son favorables para Grinspun y equipo: el radicalismo tiene un piso interesante de votos y no depende del PRO para meter concejales. Pero luego del 10 de diciembre, cuando ya esté definido el nuevo HCD, es posible que las cosas se compliquen para la alianza. Es que, el PRO seguirá teniendo dos concejales con mandato hasta el 2023 (Adrian Green y Clarisa Armando) y, entonces, sólo deberán sentarse y esperar el momento de salir a relucir el número.
Si el PRO se maneja con inteligencia (y deja de lado las miserias políticas) puede imponer una agenda durante dos años. Si en cambio, se plega a Juntos para "no ser menos", le será funcional a la UCR y, en poco tiempo, terminará desapareciendo como ocurrirá con el bloque Crear de Luna y Cané.
Esta no es la primera vez que a la UCR le pasa una situación similar: ya a Luis Baldo le pasó con Miguel Angel Cisneros, que se terminó separando del bloque opositor y le dio quórum (y voto) al oficialismo una y otra vez, en la cara de sus ex compañeros de lista.
Todavía no asumieron y Grinspun ya tiene quiebre interno. Cosas de la política.
